Pronunciadas al clausurar el Acto de culminación de los
cursos de Especialización en Psiquiatría y Clínica Mental XLV Promoción de
Médicos Psiquiatras y
XXXIV Promoción de Psicólogos Clínicos.
Hospital Psiquiátrico de Caracas. Viernes 8 de noviembre de 2017
XXXIV Promoción de Psicólogos Clínicos.
Hospital Psiquiátrico de Caracas. Viernes 8 de noviembre de 2017
Ciudadano representante de la Dirección del Hospital
Psiquiátrico de Caracas.
Distinguidos miembros del Comité Académico de los
Cursos de Especialización en Psiquiatría y Clínica Mental de la Universidad
Central de Venezuela con sede en este hospital.
Queridos cursantes que integran las promociones que egresan
hoy y han recibido su constancia respectiva de culminación.
Estimados profesores y docentes de ambos postgrados.
Apreciados residentes y cursantes.
Respetables familiares de los egresados.
Señoras y señores:
Siempre es motivo de interés y de genuino orgullo para toda
la comunidad docente este acto de despedida de quienes han compartido tres años
de su vida entre las paredes de nuestro hospital. Debo confesarles que no
estaba seguro de poder asistir hoy. Para quienes no lo saben, a comienzo de
año, justo en los primeros días de marzo, coincidiendo con el Día del Médico, sufrí un evento vascular cerebral o EVC (llamado antes accidente
cerebro-vascular o ACV), que me dejó fuera de juego durante varios meses. El
cuadro clínico cursó con trastornos de la visión y de la memoria que me impidieron recordar lo que ocurrió durante
más de una semana. Al faltar al hospital y no avisar a nadie de mi inasistencia
se generó una alarma agravada por una llamada desde Bogotá de mi hijo Gabriel, llevó a la doctora Tibisay López, a enviar a nuestra secretaria, la señora Carmen, a ir a mi casa. Ésta se acercó en seguida a mi vivienda y me encontró en estado de deshidratación, adelgazado y confuso, Al día siguiente estaban en casa el doctor Agustín Mario Ascanio, jefe
del Servicio de Neurología y la doctora López, Coordinadora del
Postgrado de Psiquiatría, evaluando mi estado mental y neurológico; un día
después, junto con los egresados Ericks González, Alejandra Suarez, Nairovi
Casadiego y Delmeyer Alcalá, fui llevado al hospital, donde me tomaron las
muestras de sangre para realizarme los exámenes de laboratorio y posteriormente
llevarme a una clínica privada donde me hicieron la Resonancia Magnética Cerebral,
en la cual se evidenciaron las imágenes compatibles
con el diagnóstico de trombosis venosa
cerebral de predominio occipital. Esta información la obtuve a posteriori y es probable que contenga errores dada mi amnesia de fijación de entonces.
Doy las gracias, por tanto, a la señora Carmen, quien, sin
exagerar puede decirse me salvó la vida, así como a los colegas mencionados, que con tal prontitud me auxiliaron. Aquí debo incluir
al paciente cuyo nombre omito por razones obvias, quien estaba conmigo en el
momento del evento vascular cerebral y avisó a mis familiares, secretaria y
compañeros de consultorio.
Como lector impenitente e impedido como estaba de leer en
esos días quiero agradecer a la Licenciada Isabel Bello, quien fue llevada a mi
casa por Tibisay como terapeuta a través de la lectura. Su presencia constituyó una ayuda invaluable no
sólo como apoyo emocional sino que sirvió para que mi cerebro pudiera hacer las
conexiones necesarias con ese ámbito de la realidad que es la ficción. Las lecturas de
Isabel, quien atravesó las líneas de las manifestaciones de protesta de esos
días y los piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana apostados cerca de
Miraflores y de mi casa para leerme capítulos de “Retorno a Brideshead”, de
Evelyn Waugh, me permitieron vivir la experiencia de transformar la palabra
escuchada en imagen visual (como ocurre al escuchar la radio) y esto
es, se los aseguro, uno de los mejores “brain gym” (gimnasia cerebral) que se
puede encontrar.
Posteriormente, aún imposibilitado de manejar y de andar
solo, las doctoras Tibisay López y Delmeyer Alcalá cedieron su tiempo y
comodidad para cuadrar las citas, los horarios y madrugar conmigo a fin de
llevarme a las consultas
médicas con el internista y el cardiólogo, y luego practicarme el Holter y las
pruebas de laboratorio que faltaban. Aquí se sumó voluntariamente la doctora
Annya Vivas, integrante de la promoción que egresaría hoy y quien se excusó por
no poder venir. También mi gratitud a las tres por ese enrolamiento voluntario.
Mi agradecimiento a mi primo Luis Miguel Moreno, quien se
quedó cuidándome de día y de noche hasta que debió viajar a Maracaibo para
atender a un familiar cercano que lo requería con urgencia.
Mil gracias las psicólogos Oriana
Pérez y Margareth Acevedo, egresada la segunda del postgrado universitario de
Clínica Mental del año pasado, quienes se convirtieron en cuidadoras y cómplices de mi
adicción al cine, reinaugurando el suspendido cine-foro del postgrado con interés
y asiduidad.
Mi agradecimiento a quienes suministraron desde
el principio los fármacos que necesitaba en un momento en que nuestro país
sufre el genocida secuestro oficial del envío de medicamentos y de cualquier
ayuda privada, puedo afirmar que nunca me faltó ningún medicamento. En orden cronológico:
Gracias a la Licenciada Vivianne Costa de Denais, quien dirige en Francia la
organización “Ayuda
Humanitaria para Venezuela”, con la ayuda de las Iglesias de Rayssac, Notre Dame du Breuil, Puygouzon y Saint Sernin, vinculadas a la diócesis de Albi, en la Iglesia Católica, de quienes pude recibir, contra el
acoso oficial, algunos medicamentos de urgente necesidad.
Gracias a los buenos oficios de la doctora María Fernández Salgado, egresada
de la XIX promoción de psiquiatras de este hospital y residenciada en Cádiz, España, por quien me llegó una cantidad apreciable de los medicamentos que me habían faltado. Y gracias a la Casa de Oración de
Palencia, también vinculada a la Iglesia Católica, quienes se las ingeniaron para que voluminosas cajas repletas de medicamentos, artículos de limpieza e higiene, y algunos alimentos en conserva, me continúen llegando con regularidad.
Palencia, también vinculada a la Iglesia Católica, quienes se las ingeniaron para que voluminosas cajas repletas de medicamentos, artículos de limpieza e higiene, y algunos alimentos en conserva, me continúen llegando con regularidad.
Hay mucha más gente a quien mencionar
y agradecer. Visitas, como la de las egresadas Luiselena Camacaro, Nairovi
Casadiego, Leisa Zambrano, Erics González, Alejandra Suarez, Delmeyer
Alcalá y
Ailín Navas Zaraza, quienes me vinieron a buscar en dos ocasiones para llevarme
al cine, o me invadieron en la casa para preparar pizzas y compartir conmigo café
y ver una película dominical; y hasta una sesión fotográfica de flamenco cuyas
imágenes no puedo compartir so pena de ser demandado por derechos de autor (es
una broma privada).
Finalmente el presbítero Antonio
Acurero, párroco de San Juan, celebró el pasado sábado 9 en mi casa la
eucaristía con asistencia de la Dra. Vanessa Flores ( con su novio Enrique) y
la Profesora Margareth Acevedo, Especialista en Clínica Mental.
Esta misa fue la culminación de
lo que he intentado decir, pues es a Dios a quien debo agradecer en grado sumo
que yo esté hoy hablando con ustedes. Dios, quien no permitió que la enfermedad
progresara más allá y pudieran quedar indemnes las funciones superiores
cerebrales.
Gracias a Dios porque me ha dado en ustedes a hijos suyos que
viven a semejanza suya, buscando en todo el mayor bien para los demás sin por
eso, dejar de tener el cariño que eso conlleva para con quienes se relacionan.
Tener amigos fraternos así, es la mayor riqueza que se nos puede dar en esta
vida, ya que la vida humana es más valiosa cuantas más relaciones
auténticas y significativas de amor tengamos. Dios de esta manera ha
añadido a mi vida a través de ustedes el mayor don que de esta vida se puede
recibir de una creatura.
Gracias a Dios, quien los trajo a ustedes a este hospital-
como me trajo a mí en 1984, para que juntos buscáramos los mejores caminos para tratar
al ser humano enfermo como una persona.
Gracias a Dios, que me ha deparado la inmensa dicha de haber
conocido, cultivado y conservado relaciones de amistad con ustedes, que han
sido pródigos en sus muestras de cariño y solidaridad.
Gracias a Dios, a quien encomiendo vele por ustedes en esta
carrera que hoy inician con ilusión, y a sus familiares, a quienes ruego no
bajen la guardia de cuidarlos y velar porque concluyan académicamente los
respectivos postgrados, con le debida defensa de la tesis que les permitirá
obtener el título universitario de especialista.
Nos vemos pronto en el Aula Magna de la UCV. Los espero.
VA CON ENMIENDA
Post scriptum 2018. Quiero pedir disculpas por la omisión
involuntaria de los nombres siguientes a quienes debo dar obligadas gracias:
A mis colegas del Comité de Disciplina, ante quienes quedé sin palabras el día de las Jornadas de los Postgrados al ser sorprendido con esa placa que me entregaron los cursantes y profesores del Hospital Psiquiátrico de Caracas.
Espero que las de este texto me hagan reparar ese mutismo.
A la Ingeniero Nelly Elizabeth González de Hernández, profesora de la Escuela de Administración de la UCV, quien durante los primeros días de mi enfermedad, cuando se añadían a mis carencias de salud la de agua y gas, se presentó en varias ocasiones a mi puerta con alimentos preparados por ella, y me recibió en su casa para usar el baño durante el corte de agua la Semana Santa de 2017; a lo que debo añadir el inestimable recordatorio y compañía a la Vigilia Pascual de ese año en compañía de su esposo, el Profesor Juan Marcelo Hernández León, mi compadre y amigo de más de 50 años. Que Dios se los retribuya.
A María Coromoto Guevara, quien se ofreció voluntariamente para suplir la ausencia de Luis Miguel y me acompañó a la misa dominical.
A quienes me ofrecieron comprensión y tolerancia ante los síntomas visuales que me hacían tropezarlos por las calles. Gracias a todos.
A mis colegas del Comité de Disciplina, ante quienes quedé sin palabras el día de las Jornadas de los Postgrados al ser sorprendido con esa placa que me entregaron los cursantes y profesores del Hospital Psiquiátrico de Caracas.
Espero que las de este texto me hagan reparar ese mutismo.
A la Ingeniero Nelly Elizabeth González de Hernández, profesora de la Escuela de Administración de la UCV, quien durante los primeros días de mi enfermedad, cuando se añadían a mis carencias de salud la de agua y gas, se presentó en varias ocasiones a mi puerta con alimentos preparados por ella, y me recibió en su casa para usar el baño durante el corte de agua la Semana Santa de 2017; a lo que debo añadir el inestimable recordatorio y compañía a la Vigilia Pascual de ese año en compañía de su esposo, el Profesor Juan Marcelo Hernández León, mi compadre y amigo de más de 50 años. Que Dios se los retribuya.
A María Coromoto Guevara, quien se ofreció voluntariamente para suplir la ausencia de Luis Miguel y me acompañó a la misa dominical.
A quienes me ofrecieron comprensión y tolerancia ante los síntomas visuales que me hacían tropezarlos por las calles. Gracias a todos.
Se ve muy galán compadre y me uno en su oración de gratitud porque recuperó su claridad mental a la que nos tiene acostumbrados.
ResponderEliminar¡Gracias y amén!
EliminarMARIANO FUENTE S.J., ESCRIBIÓ: Querido Franklin. Por medio de tu blog me he enterado que has estado
ResponderEliminarbastane delicado de
salud. Gracias a Dios que te has restaurdo totalmente. Recibí la
manifestación de tu alegría porque un sacerdote había celebrado la
misa en tu casa. No entendí que era una celebración de acción de
gracias por la vuelta al ejercicio de tu profesión. Me ale gra que has
sido bien asistido por colegas y alumnos, y no te habrá faltado la
música clasica o las zarzuelas españolas para recrer tus ratos de
paciencia respauradora. Yo también doy gracias a Dios porque me haces
admirar más tu persona que sabe aceptar los malos momentos y acoger
con agradecimiento tantas muestras de amistad que ganaste con tu manera
de ser y de comunicar. Felicitaciones y oraciones. Un gran abrazo
Mariano
Doctor, creo haberle enviado un correo cuando me enteré de lo que le pasó, pero este relato conmueve y me hace pensar en que Dios tejió los hilos de manera perfecta para que pudiéramos seguir disfrutando de su inteligencia, enseñanzas y genio, y para devolverle un poco del cariño y dedicación al postgrado que ud. ha dado durante tantos años y con tanto compromiso y responsabilidad;
ResponderEliminarpara que se diera cuenta que no está solo, que lo bueno siempre regresa a donde salió. Me uno a sus agradecimientos, que tenga la mejor Navidad posible y un año nuevo lleno de salud, que con eso ya es suficiente, un abrazo apretado.
¡Gracias, Graciela!
EliminarSí me escribiste, con motivo de la muerte de Luis Morales Bance y de la foto que publiqué. Un abrazo.
Eliminargracias a Dios y todas esas personas que han permitido que sigas entre nosotros iluminando con tu sabiduría, un abrazo hermanazo desde el exilio Ecuatoriano.
ResponderEliminar¡Gracias, Luis!
EliminarYOLANDA DOMÍNGUEZ ESCRIBIÓ:
ResponderEliminarHola mi querido y amado Franklin, hermosas palabras y de tan profundo contenido, muy apropiadas para ese nuevo grupo de especialistas, tu eres su mejor clase magistral de lección de vida, que privilegiados son. Feliz estoy de tu absoluta recuperación, un nuevo renacer, lo mereces. Dios te bendiga. Con amor Yolanda
¡Gracias y amén, Yolanda!
EliminarDoy gracias al buen Dios por haber preservado tu valiosa generosa y abnegada vida por el bien común ,siempre he tenido presente tu semblanza ,desde el día que
ResponderEliminarmurió mi padre mientras hacía una guardia ,en el postgrado de psiquiatría del hospital Vargas y fuiste el unico profesor que se acercó a ofrecerme ayuda,
Siempre conservo ese modelo de bondad y calidez humana,así como el gran apoyo que me diste cuando estuve hospitalizado y después del egreso;lamento no haber sabido del momento del EVC , pero estas en las oraciones de los que te queremos bien, siempre a la orden de este servidor de la Vida
ResponderEliminarGracías Franklin por esas cortas palabras pero tan llenas de cariño, y gracías le doy a Dios por tu gran recuperación y la buena memoria que te quedo, porque para recordar todo lo que hiciste y te hicieron hasta el día de hoy tenías que haber quedado muy bien. Le doy gracías a Dios por ser parte de mi vida y siempre contaras con Luis Miguel y conmigo. Que Dios te bendiga por siempre, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMAGNA ESCRIBIÓ: Me estoy enterando de los detalles de lo que vivió en este momento. Fue muy fuerte, pero es notorio que esta recibiendo los frutos de lo cosechado. Tanta dedicación, amabilidad, humanidad, buen trato hacia todos los que conoce o como quiera llamarse a esas grandes cualidades suyas, (a parte de su genialidad) lo hacen un ser muy querido. Gracias a Dios le ha sobrado gente que lo ayudara en uno de sus peores momentos. Creo que es uno de los mayores temores de todos, o por lo menos mio, que cuando uno no pueda ayudarse, pueda tener a alguien que lo auxilie, usted no ha dejado de recibir colaboración. Ya sabemos por qué.
ResponderEliminarGracias a Dios y la ayuda que recibistes Siempre estás en mi corazón Tus escritos son reconfortantes y tienen la chispa, la magia de encender el cerebro y el corazón
ResponderEliminarRecibe un fuerte abrazo
Lilia de Nucette