Retazos de temas que me han interesado alguna vez, experiencias vividas, recuerdos, libros leídos, textos perdidos y rescatados, films que han dejado una impronta en mi memoria, pero también proyectos no realizados o postergados...







viernes, 15 de diciembre de 2017

PALABRAS



Pronunciadas al clausurar el Acto de culminación de los cursos de Especialización en Psiquiatría y Clínica Mental XLV Promoción de Médicos Psiquiatras y
XXXIV Promoción de Psicólogos Clínicos. 
Hospital Psiquiátrico de Caracas.  Viernes 8 de noviembre de 2017

Ciudadano representante de la Dirección del Hospital Psiquiátrico de Caracas. 
Distinguidos miembros del Comité Académico de los Cursos de Especialización en Psiquiatría y Clínica Mental de la Universidad Central de Venezuela con sede en este hospital.
Queridos cursantes que integran las promociones que egresan hoy y han recibido su constancia respectiva de culminación. 
Estimados profesores y docentes de ambos postgrados.
Apreciados residentes y cursantes. 
Respetables familiares de los egresados. 
Señoras y señores:


Siempre es motivo de interés y de genuino orgullo para toda la comunidad docente este acto de despedida de quienes han compartido tres años de su vida entre las paredes de nuestro hospital. Debo confesarles que no estaba seguro de poder asistir hoy. Para quienes no lo saben, a comienzo de año, justo en los primeros días de marzo, coincidiendo con el Día del Médico, sufrí un evento vascular cerebral o EVC (llamado antes accidente cerebro-vascular o ACV), que me dejó fuera de juego durante varios meses. El cuadro clínico cursó con trastornos de la visión y de la memoria que  me impidieron recordar lo que ocurrió durante más de una semana. Al faltar al hospital y no avisar a nadie de mi inasistencia se generó una alarma agravada por una llamada desde Bogotá de mi hijo Gabriel,   llevó a la doctora Tibisay López, a enviar a nuestra secretaria, la señora Carmen, a ir a mi casa. Ésta se acercó en seguida a mi vivienda y me encontró en estado de deshidratación, adelgazado y confuso, Al día siguiente estaban en casa el doctor Agustín Mario Ascanio, jefe del Servicio de Neurología y la doctora López, Coordinadora del Postgrado de Psiquiatría, evaluando mi estado mental y neurológico; un día después, junto con los egresados Ericks González, Alejandra Suarez, Nairovi Casadiego y Delmeyer Alcalá, fui llevado al hospital, donde me tomaron las muestras de sangre para realizarme los exámenes de laboratorio y posteriormente llevarme a una clínica privada donde me hicieron la Resonancia Magnética Cerebral, en la cual  se evidenciaron las imágenes compatibles con el diagnóstico de  trombosis venosa cerebral de predominio occipital. Esta información la obtuve a posteriori y es probable que contenga errores dada mi amnesia de fijación de entonces.

Doy las gracias, por tanto, a la señora Carmen, quien, sin exagerar puede decirse me salvó la vida, así como a los  colegas mencionados, que  con tal prontitud me auxiliaron. Aquí debo incluir al paciente cuyo nombre omito por razones obvias, quien estaba conmigo en el momento del evento vascular cerebral y avisó a mis familiares, secretaria y compañeros de consultorio.
Como lector impenitente e impedido como estaba de leer en esos días quiero agradecer a la Licenciada Isabel Bello, quien fue llevada a mi casa por Tibisay como terapeuta a través de la lectura. Su  presencia constituyó una ayuda invaluable no sólo como apoyo emocional sino que sirvió para que mi cerebro pudiera hacer las conexiones necesarias con ese ámbito de la realidad que es la ficción. Las lecturas de Isabel, quien atravesó las líneas de las manifestaciones de protesta de esos días y los piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana apostados cerca de Miraflores y de mi casa para leerme capítulos de “Retorno a Brideshead”, de Evelyn Waugh, me permitieron vivir la experiencia de transformar la palabra escuchada en imagen visual (como ocurre al escuchar la radio) y esto es, se los aseguro, uno de los mejores “brain gym” (gimnasia cerebral) que se puede encontrar.
Posteriormente, aún imposibilitado de manejar y de andar solo,  las doctoras Tibisay López y Delmeyer Alcalá cedieron su tiempo y comodidad para cuadrar las citas, los horarios y madrugar conmigo a fin de llevarme a las consultas médicas con el internista y el cardiólogo, y luego practicarme el Holter y las pruebas de laboratorio que faltaban. Aquí se sumó voluntariamente la doctora Annya Vivas, integrante de la promoción que egresaría hoy y quien se excusó por no poder venir. También mi gratitud a las tres por ese enrolamiento voluntario.



Mi agradecimiento a mi primo Luis Miguel Moreno, quien se quedó cuidándome de día y de noche hasta que debió viajar a Maracaibo para atender a un familiar cercano que lo requería con urgencia. 
Mil gracias las psicólogos Oriana Pérez y Margareth Acevedo, egresada la segunda del postgrado universitario de Clínica Mental del año pasado, quienes se  convirtieron en cuidadoras y cómplices de mi adicción al cine, reinaugurando el suspendido cine-foro del postgrado con interés y asiduidad.

Mi  agradecimiento a quienes suministraron desde el principio los fármacos que necesitaba en un momento en que nuestro país sufre el genocida secuestro oficial del envío de medicamentos y de cualquier ayuda privada, puedo afirmar que nunca me faltó ningún medicamento. En orden cronológico:
Gracias a la Licenciada Vivianne Costa de Denais, quien dirige en  Francia la organización “Ayuda Humanitaria para Venezuela”, con la ayuda de las Iglesias de Rayssac, Notre Dame du Breuil, Puygouzon y Saint Sernin, vinculadas a la  diócesis de Albi, en la Iglesia Católica, de quienes pude recibir, contra el acoso oficial, algunos medicamentos de urgente necesidad. 
Gracias a  los buenos oficios de la doctora María Fernández Salgado, egresada de la XIX promoción de psiquiatras de  este hospital y residenciada en Cádiz, España, por quien me llegó  una cantidad apreciable de los medicamentos que me habían faltado. Y gracias a la Casa de Oración de
Palencia, también vinculada a la Iglesia Católica, quienes se las ingeniaron para que voluminosas cajas repletas de medicamentos, artículos de limpieza e higiene, y algunos alimentos en conserva, me continúen llegando con regularidad.
  También mil gracias a quienes me ayudaron a contactar a los especialistas que me iban a realizar los exámenes complementarios que me faltaban, como mi profesora en el pregrado y alumna en el postgrado Argelia Melet. O los colegas que hurgando entre sus muestras o sus casas hasta corrieron para hacerme llegar la mucha o poca existencia de medicamentos de que disponían, a lo mejor para su uso personal o profesional (No puedo dejar de pensar en la viuda del Evangelio, quien fue elogiada por Jesús al verla echar en la alcancía las pocas monedas que tenía).

Hay mucha más gente a quien mencionar y agradecer. Visitas, como la de las egresadas Luiselena Camacaro, Nairovi Casadiego, Leisa Zambrano, Erics González, Alejandra Suarez, Delmeyer
Alcalá y Ailín Navas Zaraza, quienes me vinieron a buscar en dos ocasiones para llevarme al cine, o me invadieron en la casa para preparar pizzas y compartir conmigo café y ver una película dominical; y hasta una sesión fotográfica de flamenco cuyas imágenes no puedo compartir so pena de ser demandado por derechos de autor (es una broma privada).
Finalmente el presbítero Antonio Acurero, párroco de San Juan, celebró el pasado sábado 9 en mi casa la eucaristía con asistencia de la Dra. Vanessa Flores ( con su novio Enrique) y la Profesora Margareth Acevedo, Especialista en Clínica Mental.
Esta misa fue la culminación de lo que he intentado decir, pues es a Dios a quien debo agradecer en grado sumo que yo esté hoy hablando con ustedes. Dios, quien no permitió que la enfermedad progresara más allá y pudieran quedar indemnes las funciones superiores cerebrales.

Gracias a Dios porque me ha dado en ustedes a hijos suyos que viven a semejanza suya, buscando en todo el mayor bien para los demás sin por eso, dejar de tener el cariño que eso conlleva para con quienes se relacionan. Tener amigos fraternos así, es la mayor riqueza que se nos puede dar en esta vida, ya que la vida humana es más valiosa cuantas más relaciones auténticas y significativas de amor tengamos. Dios de esta manera ha añadido a mi vida a través de ustedes el mayor don que de esta vida se puede recibir de una creatura.
Gracias a Dios, quien los trajo a ustedes a este hospital- como me trajo a mí en 1984, para que juntos buscáramos los mejores caminos para tratar al ser humano enfermo como una persona.
Gracias a Dios, que me ha deparado la inmensa dicha de haber conocido, cultivado y conservado relaciones de amistad con ustedes, que han sido pródigos en sus muestras de cariño y solidaridad.
Gracias a Dios, a quien encomiendo vele por ustedes en esta carrera que hoy inician con ilusión, y a sus familiares, a quienes ruego no bajen la guardia de cuidarlos y velar porque concluyan académicamente los respectivos postgrados, con le debida defensa de la tesis que les permitirá obtener el título universitario de especialista.
Nos vemos pronto en el Aula Magna de la UCV. Los espero.




VA CON ENMIENDA

Post scriptum 2018. Quiero pedir disculpas por la omisión involuntaria de los nombres siguientes a quienes debo dar obligadas gracias: 
A mis colegas del Comité de Disciplina, ante quienes quedé sin palabras el día de las Jornadas de los Postgrados al ser sorprendido con esa placa que me entregaron los cursantes y profesores del Hospital Psiquiátrico de Caracas.
 Espero que las de este texto  me hagan reparar ese mutismo. 
A la Ingeniero Nelly Elizabeth González de Hernández, profesora de la Escuela de Administración de la UCV, quien durante los primeros días de mi enfermedad, cuando se añadían a mis carencias de salud la de agua y gas, se presentó en varias ocasiones a mi puerta con alimentos preparados por ella, y me recibió en su casa para usar el baño durante el corte de agua la Semana Santa de 2017; a lo que debo añadir el inestimable recordatorio y compañía a la Vigilia Pascual de ese año en compañía de su esposo, el Profesor Juan Marcelo Hernández León, mi compadre y amigo de más de 50 años. Que Dios se los retribuya.
A María Coromoto Guevara, quien se ofreció voluntariamente para suplir la ausencia de Luis Miguel y me acompañó a la misa dominical.
A quienes me ofrecieron comprensión y tolerancia ante los síntomas visuales que me hacían tropezarlos por las calles. Gracias a todos.

viernes, 8 de diciembre de 2017

CON "M" DE MUERTE


La llamada fatal (Dial M for Murder) 1954. O Crimen perfecto y Con M de Muerte.




Un jugador de tenis arruinado y sin fortuna (Ray Milland), temiendo que su esposa, quien posee una gran fortuna (Grace Kelly), le abandone por un novelista americano (Robert Cummings), proyecta matarla para hacerse dueño de su herencia. Utilizando el chantaje, convence a un aventurero que se encuentra en apuros (Anthony Dawson) para que estrangule a su mujer en
su casa en el momento en que él estará en un lugar público en compañía de su rival.
El crimen distará mucho de resultar perfecto, pues la mujer, debatiéndose con todas sus fuerzas, matará a su agresor. El marido no hará nada por impedir que la mujer sea condenada, pero una
encuesta suplementaria terminará por desenmascararle(François Truffaut).



Una vez más el maestro se refiere con displicencia sobre un excelente film suyo. Le dice a Truffaut que no hay que perder tiempo hablando de él, pues se trata de algo hecho para resolver una contingencia: estaba trabajando en otro guión y el asunto no terminaba de salir. Descubrió  que la Warner había adquirido los derechos de Dial M for Murder, una comedia que tenía mucho éxito en Broadway y les dijo inmediatamente: “Me hago cargo de ese barco”, pues “sabía que en él podía navegar”. Trabajó en el guión treinta y seis días y filmó con el sistema de Relieve Polaroid, que era el 3D de entonces.  En realidad había pocos efectos tridimensionales: una araña de cristal, un jarrón de flores, la llave del cerrojo y unas tijeras, cuando Grace Kelly busca un arma para defenderse. Como este efecto 3D se daba sobre todo con las tomas con ángulo muy bajo (contrapicado) mandó a preparar un foso para que la cámara estuviera casi siempre a nivel del suelo.
A diferencia de otros directores que rompen la unidad de lugar cuando trasladan una obra de teatro al cine, Hitchcock mantuvo esta unidad. No sacó a los personajes del decorado sino contadas veces. Por ejemplo, cuando Ray Milland va a hacer su “llamada fatal” a su casa  desde un restaurant donde se encuentra para montar su coartada, o cuando el inspector de policía debía comprobar el asunto de la llave del apartamento. Cuando Grace Kelly es acusada y llevada a juicio, en lugar de mostrar la sala del tribunal, presenta planos de ella sobre un fondo neutro con luces de colores que giran a sus espaldas. Para filmar el regreso de Ray Milland, a quien el inspector espera para comprobar su hipótesis, pidió un piso auténtico para que se oyeran sus pasos y así mantener el efecto teatral.
También el vestuario está pensado en términos de una puesta en escena teatral, especialmente el de Grace Kelly: colores vivos y alegres al comienzo, sus vestidos son cada vez más oscuros a medida que la trama se torna más sombría, incluso en un grisáceo traje de presidiaria durante el proceso.
Casi toda la acción de la película transcurre en la sala de estar y casi todo el tiempo los personajes están hablando. A Truffaut le maravillaba que la perfección de la planificación, del ritmo, de la dirección de los cinco actores fuera tal, que no resultara en modo alguno una típica y latosa "película de diálogos", sino que "se escucha religiosamente casa frase".
Hay que añadir lo que ya habíamos escrito anteriormente[enlace] en el comentario sobre Farmer’s Wife (La mujer del granjero): en lugar de estar situada la cámara en el lugar en que se colocarían los espectadores de una obra teatral, se coloca “entre bastidores” y Hitchcock se vale de los planos medios y los primeros planos, así como los contrapicados a fin de mostrar las emociones y las intenciones de los personajes.
Para Hitchcock éste era un film menor, de circunstancias, que no representó ningún reto y con el que se sintió cómodo desde el principio. Pero a sesenta años de distancia, este despliegue de destreza que podemos ver con el mismo interés con que se vio en su tiempo no deja de maravillarnos




El rodaje de Dial M for Murder reviste otro interés en la biografía del director británico. Fue en él donde conoció y trabajó con la que sería su musa, su fetiche durante todo el resto de su vida, hacia la cual mostró un fervor inquebrantable y con quien mantuvo una indestructible amistad hasta su muerte: Grace Kelly. En ella encontró el ideal femenino de cuya pérdida nunca se recuperó. Otras rubias reemplazaron su figura temporalmente cuando ella no pudo continuar en el cine. Doris Day, Tippi Hedren, Kim Novak, Vera Miles, Janet Leigh y Julie Andrews hicieron memorables interpretaciones en sus películas. Se ha hablado de la leyenda de las rubia-fetiche de Hitchcock. Pero realmente sólo hubo una rubia: Grace. Con ella filmaría sus dos siguientes películas, con las que se inicia la cúspide de su carrera cinematográfica, su edad de oro.