Retazos de temas que me han interesado alguna vez, experiencias vividas, recuerdos, libros leídos, textos perdidos y rescatados, films que han dejado una impronta en mi memoria, pero también proyectos no realizados o postergados...







sábado, 21 de diciembre de 2013

HANNA ARENDT O LA INELUCTABLE PASIÓN DE COMPRENDER


                                                                                                      A Nazario Vivero




LA TRAMA

"Otto Adolf Eichmann, hijo de Kark Adolf y Maria Schefferling, detenido en un suburbio de Buenos Aires la noche del 11 de mayo de 1960 y trasladado en avión nueve días después a Jerusalén, compareció ante el tribunal del distrito de Jerusalén el día 11 de abril acusado de quince delitos, habiendo cometido, "junto con otras personas", crímenes contra el pueblo judío, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, durante el período del régimen nazi, y, en especial, durante la Segunda Guerra Mundial".
Así comienza el libro Eichmann en Jerusalén o acerca de la banalidad del mal de Hannah Arendt y así también comienza la trama del film de Margarethe von Trotta Hanna Arendt, presentándonos el secuestro de Eichmann en Buenos Aires para llevarnos en seguida al apartamento de Hannah Arendt y su esposo Heinrich Blücher en Manhattan, donde se nos muestran momentos de su vida cotidiana entre sus amigas, su secretaria y su amante esposo. Al conocerse  el inminente juicio de Eichmann en Jerusalén, Arendt llama a la prestigiosa  revista The New Yorker  solicitando ir como corresponsal a seguir de cerca el proceso y hacer un reportaje sobre el juicio. La razón que esgrimió ante sus amigos era que "quería ver a un nazi cara a cara". Aceptada su oferta, Arendt viaja a la capital de Israel en contra de la opinión de su esposo, quien consideraba que ese juicio era ilegal, no sólo por el secuestro, sino porque el Estado de Israel no existía cuando se cometieron los crímenes. Una vez en Jerusalén asiste al juicio de Eichmann. El informe de Arendt, que tardó bastante en ser entregado y publicado por entregas, resultó un ácido y vigoroso análisis que  generó una avalancha de protestas y ataques a la autora, quien fue acusada de "judía anti-judía", de exonerar de culpa al monstruoso asesino nazi y en cambio, culpar al pueblo judío de buena parte de la responsabilidad en el holocausto.



LA DIRECTORA

Margarethe von Trotta  es una cineasta alemana integrante de lo que se llamó Die Neuer Deutsche Film (El Nuevo Cine Alemán) que a semejanza de la Nouvelle Vague (Nueva Ola) francesa, renovó la temática, la técnica y hasta el star-system  (sistema de estrellato) en la cinematografía de la República Federal Alemana entre los años 70 y 90. Junto a figuras como Volker Schlöndorff, Werner Herzog, Wim Wenders y el malogrado Rainier Wender Fassbinder, se preocupó este movimiento del aspecto histórico reciente en la ya opulenta Alemania Occidental. De von Trotta he visto y disfrutado El honor perdido de Katharina Blum, codirigida con su esposo Volker Schlöndorff, y Rosa Luxemburgo, así como Visión. Santa Hildegarda Von Bingen, de su única autoría.  La filmografía de Von Trotta ha  sido catalogada de feminista; sus personajes más recientes han sido mujeres de honda sensibilidad social y gran fortaleza. Por ejemplo, El honor perdido de Katharina Blum es un alegato contra el abuso y la difamación de la prensa sensacionalista que llevan al descrédito a una mujer injustamente acusada de terrorista. Rosa Luxemburgo es un estupendo film biográfico de la célebre revolucionaria y teórica marxista, quien mantuvo una famosa polémica con el mismísimo Lenin, y quien fuera asesinada en los albores de la República de Weimar.



LA ACTRIZ

Barbara Sukowa es una rubia de rostro recio y rasgos acerados y angulosos que la han llevado a encarnar diversas vigorosas y destacadas mujeres relacionadas con Alemania. Santa Hildegard Von Bingen, religiosa, compositora y escritora, la mencionada Rosa Luxemburgo y la terrorista Marianne Herzog, han sido interpretadas con tal compenetración por Sukowa que es considerada actualmente como "el
rostro histórico del cine alemán".
La versátil artista venida del teatro y del mundo musical, donde se ha desempeñado con maestría como recitadora y narradora en obras como Pierrot Lunaire y las Gurrelieder de Schönberg, Peer Gynt de Ibsen/ Grieg y Pedro y el Lobo de Prokofief, ha sido la escogida por Margarethe von Trotta para interpretar a  la filósofa Hanna Arendt en esta película que lleva su nombre.


EL PERSONAJE 





Hija de Paul Arendt y Martha Cohn, judíos liberales, nace Johanna Arendt, mejor conocida como Hannah, en 1906 en Hannover (Alemania). A los tres años se trasladó con sus padres a Könisberg, Prusia oriental, de donde sus padres eran oriundos, debido a que su padre estaba muy enfermo de neurosífilis (probablemente Parálisis General Progresiva) y allí la madre, con la ayuda de su pequeña hija, se ocupó del cuidado de Paul. Martha lo amaba tanto que no quiso llevarlo a una institución y lo cuidó hasta que él murió. 
Relata en una entrevista: "No supe por mi familia que era judía. Mi madre era completamente arreligiosa. La palabra "judío" nunca se pronunció en la casa en mi niñez". Se vino a enterar gracias a comentarios antisemitas de otros niños por la calle. No mostró ningún gusto por las muñecas: sólo le atraían las historias y los libros ilustrados. La enfermedad y la muerte del padre cuando Hanna tenía seis años  hacen que no se reúna a jugar con amiguitos de su edad, pues se ocupa de cuidar del padre y apoyar a la madre. Posteriormente ésta se casa de nuevo y el padrastro se lleva a vivir con ellos a las dos hijas del primer matrimonio del padrastro: "Una, a la que estaba muy unida se suicidó mucho años antes que Hitler y la otra se fue a vivir a Inglaterra...no nos tratamos". El padrastro muere en Könisberg durante la guerra "sin que se metieran con él, gracias a Dios". Después de "La noche de los cristales rotos" y los pogroms de noviembre de 1938 se llevaría a la madre a Francia y posteriormente conseguiría una visa con ella para los Estados Unidos.
Desarrolla una intensa pasión por la lectura y el saber. Aunque algunos biógrafos lo dudan, ella afirma que a los 14 años ya había leído a Kant y poco después la Psicología de las concepciones del mundo del psiquiatra y filósofo Karl Jaspers.  "La filosofía vino a mí. La necesitaba. No porque amara la vida, sino porque necesitaba comprender...esa necesidad de comprender encontró en la filosofía dónde nutrirse". A los quince años es expulsada del colegio por solidarizarse con una compañera que se oponía a un profesor. A los diecisiete estudia la obra de Kierkegaard en un curso de teología cristiana en Berlín. Un año después aprueba el examen de admisión a la universidad, y se matricula en filosofía, teología y geografía en la universidad de Marburgo, donde enseñan Martin Heidegger, Nicolai Hartmann y el teólogo Rudolf Bultmann. Durante el semestre de invierno de 1924-25, Heidegger dicta un curso sobre Platón. 
El encuentro con Heidegger es evocado por Hanna con vehemencia en su voz al decir en la entrevista:

- " No se trataba más que de un nombre, pero ese nombre viajaba por Alemania como el rumor del rey secreto. La noticia simplemente decía: el pensamiento vuelve a estar vivo; expresa tesoros culturales del pasado que creíamos muerto y ¡he aquí que ahora se proponen cosas totalmente distintas de lo que se imaginaba y con desconfianza! Existe un maestro. ¡Quizá se pueda aprender a pensar!"

En febrero de 1925 es citada por el profesor de Historia de la Filosofía  para discutir el ensayo sobre Platón que ella había escrito (*).  La estudiante de Könisberg se presenta en su oficina después de una clase. Se inicia una intensa relación amorosa entre la alumna y el maestro. Heidegger, casado y diecisiete años mayor que ella, le impone a la pupila el más riguroso secreto acerca de esa la relación: nadie debía saber nada de ella. Ni su mujer, ni nadie en la universidad ni en la pequeña ciudad.

Según algunas versiones, el clima insoportable de una relación sin porvenir le hacen tomar la decisión de irse a estudiar primero con Husserl en Friburgo y luego con Karl Jaspers en Heidelberg. Según otra, el profesor le escribe a su amigo Jaspers y prácticamente le suplica que se ocupe de ella siendo su tutor en la tesis doctoral. Pero Hanna cuenta que Jaspers no sabía nada del asunto y sólo años después, cuando fue a Basilea a visitarlo a él y a Gertrude, su esposa, hablan de Heidegger, de su lamentable compromiso con el nacionalsocialismo y le cuenta abiertamente todo lo que pasó entre ellos. Jaspers primero dice: "¿Si?. ¡Pero esto es apasionante!", para luego exclamar abruptamente:
 -"¡Pobre Heidegger!"

Lo cierto es que Hanna culmina su doctorado en Heidelberg en 1928  bajo la égida de Karl Jaspers con la tesis El concepto de amor en San Agustín. Con Jaspers y su amada esposa Gertrude se inicia una profunda y sincera amistad que durará hasta la muerte y se reflejará en la abundante correspondencia de parte y parte que aún se conserva. Al comienzo, según el filósofo Hans Saner, era la situación de la alumna con el profesor, pero luego Jaspers pasó a ser el interlocutor. Fue una amistad muy simétrica entre pares con opiniones muy diferentes y hasta opuestas sobre asuntos fundamentales, pero que fomentaría un enfrentamiento dialéctico que, en palabras de Jaspers, sería una comunicación existencial en la cual un ingrediente básico es el "combate amoroso". Hanna dirá más adelante:

- "Allá donde vaya Jaspers y tome la palabra, entra la luz. Posee una franqueza, una confianza, un discurso sin concesiones que no he encontrado en nadie más. Eso ya me había impresionado de joven; además, ha ligado la razón a un concepto de la libertad que, antes de llegar a Heidelberg, me era totalmente ajeno. Desconocía todo eso a pesar de haber leído a Kant. Entendí esa razón, por así decirlo, en su praxis. De ahí saqué mi educación. Si alguien pudo alguna vez hacerme acceder a la razón (en el sentido de educarla)...ése fue Karl Jaspers, sin duda".

No obstante, Hanna no corta su relación con Heidegger. En el borrador de una carta escrito en 1928 hallado entre sus papeles póstumos se lee:

 "...Lo que quiero decirte ahora no es más que un lienzo, en el fondo, muy prosaico, de la situación. Te amo como el primer día. Ya lo sabes. Y siempre lo supe. El camino que me has señalado es más largo y difícil de lo que pensaba. Hace falta toda una vida..."




  
En 1929 se casa "sin amor" con el filósofo Günther Stern Anders, en quien busca quizá un refugio tras la tumultuosa relación con Heidegger. El matrimonio fracasará  y se divorcian en 1937, cuando ya Hanna había conocido al que sería su segundo esposo.
El incendio del Reichstag del 23 de febrero de 1933 y lo que vino después (las detenciones ilegales, llamadas "detenciones preventivas" de personas que terminaban en los sótanos de la Gestapo y en campos de concentración) fue un choque tremendo; el momento a partir del cual se sintió responsable, convirtió a Hanna Arendt, de espectadora en militante. Acepta una misión de una organización sionista para Alemania, empieza a trabajar en la Resistencia, lo que, después de una corta prisión, la obliga a irse a Paris, donde vive y trabaja para para ganarse la vida y para participar en una organización sionista. 
Durante una conferencia en 1936, conoce a Heinrich Blücher, un ex-comunista y crítico de Stalin. Se enamoran inmediatamente y se casan. A pesar de las separaciones a las que se ven obligados a vivir, se intercambian ardientes cartas de amor. Esta hermosa y profunda relación durará toda la vida. No tendrán hijos. Dirá más tarde Hannah: "Cuando podíamos tener hijos éramos muy pobres y cuando dejamos de ser pobres estábamos muy viejos".
La entrada de las tropas alemanas en Francia en julio de 1940 cambia el panorama de la vida de la pareja. Ambos son opositores extranjeros y apátridas, y ambos son enviados a campos de internamiento diferentes. Hanna lo es al campo de Gurce, en el sur de Francia. Allí descubre un corto poema de Bertolt Brecht que recorre el campo como un reguero de pólvora y que pasa de boca en boca como una buena nueva:

Por el suave agua en movimiento
que vence a la dura piedra con el tiempo,
lo comprendes, los fuertes sucumben.

Después de la guerra, Arendt recorre Europa y queda sorprendida de la actitud de la gente en Alemania: "Me pareció que cada uno había - perdóneseme la expresión - sacado a relucir del armario su opinión de 1932, y que después de haberle más o menos sacudido el polvo, la ostentaba por la calle como si nada. Me parece que, sin siquiera replanteárselo, de la noche a la mañana, de repente, la gente dejó de pensar como pensaba bajo los nazis".


En 1950, va a Friburgo para ver a Heidegger: él la visita en el hotel y ella le cuenta brevemente a su esposo más tarde, sobre esta visita. Para ella, es la confirmación de toda una vida. Para él, una ocasión que le brinda a su avanzada edad de revivir el encuentro de antaño como algo perdurable. La sobrina Edna Brocke, quien la despide en la estación de Marbach antes de ir a ver a Heidegger en Friburgo, le susurra al oído: - "¿Realmente es esto necesario?" y Hanna le responde: -"Pequeña, hay cosas que son más fuertes que el ser humano"
En 1951 consigue la ciudadanía estadounidense. Desde 1937, cuando se le retiró la alemana, había vivido como apátrida, lo que la hizo sufrir mucho, pues consideraba la condición de apátrida como la exclusión de la sociedad humana. Para ella, la ciudadanía significaba "el derecho a tener derechos". Consideraba su pasaporte estadounidense "el libro más hermoso del mundo". Al prepararse para su examen de ciudadanía había estudiado la historia constitucional de los Estados Unidos y valoraba el papel de las leyes en la concepción republicana de la nación. La noción de república en América, dice Arendt, va más allá de la de democracia, pues si bien es verdad que confiere el poder a la mayoría, este poder está limitado por las leyes, que están por encima de la mayoría, lo que significa una protección para las minorías.
Es en este año cuando publica la edición en inglés de Los orígenes del totalitarismo. En la primera parte analiza el antisemitismo, en la segunda el imperialismo y en la tercera el totalitarismo, ocupándose, sobre todo, de los regímenes nazi y estalinista. Una idea central sobre el totalitarismo es el desarrollo de instituciones paralelas a las vigentes, dependiendo del partido que ocupa el poder (Partido Nacionalsocialista y Comunista, respectivamente).
En 1961, entre abril y junio, asiste como corresponsal de la revista The New Yorker al proceso contra Adolf Eichmann en Jerusalén. Arendt hará entrega de sus conclusiones en reportajes en The New Yorker y posteriormente en el libro Eichmann en Jerusalén o acerca de la banalidad del mal. La primera edición será en inglés y poco después se publicará en alemán. En 2000 se publicará en hebreo, con toda la secuela de polémicas y ataques que surgieron desde los artículos de The New Yorker, basados fundamentalmente en dos ideas de la autora:

  1. Destacar que Eichmann no era ningún monstruo sino un hombre sumamente mediocre, con un discurso burocrático y lleno de clichés y frases hechas de su propia invención. Lo considera un sujeto incapaz de pensar por sí mismo. 
  2. Mostrar de manera exageradamente crítica el papel de los consejos judíos. Eichmann había declarado en el juicio que había solicitado la "cooperación" de los judíos, constituyendo judenräte (consejos judíos) y la había obtenido "de un modo sorprendente" a través de dichos consejos, quienes habrían obtenido de los nazis "un enorme poder sobre la vida y la muerte".

Detallar el curriculum vitae de Hannah Arendt rebasa los límites y las intenciones de esta crónica. Baste decir que su obra fue profusa y densa. Más que filósofa, consideraba su quehacer intelectual como Teoría Política. Opinó sobre muchos temas de nuestro tiempo, como el macartismo y la guerra de Vietnam. Murió en 1975, cinco años después de su amado Heinrich Blücher y sin haber olvidado nunca a Martin Heidegger.


EL FILM

La película Hanna Arendt  se centra en un período de la vida de Arendt posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando ya se había casado con su segundo esposo, el poeta Heinrich Blücher , con quien mantendría una hermosa y duradera relación conyugal hasta la muerte de éste. La trama se inicia específicamente en 1961, cuando Arendt y Blücher, un matrimonio sin hijos están residenciados en Manhattan, ambos con la ciudadanía estadounidense y sendas  cátedras universitarias. Ella goza de un inmenso prestigio y popularidad ganado por su obra, especialmente por el enjundioso tratado "Los orígenes del totalitarismo".
Adof Eichmann es secuestrado en Buenos Aires por un comando israelí y llevado a Jerusalén por sus crímenes contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, acusado específicamente de haber dirigido y coordinado el transporte de los judíos a los campos de exterminio. Hanna Arendt viaja a Jerusalén como corresponsal de la revista The New Yorker y presencia parte del juicio; otras veces en circuito cerrado de televisión en la sala de prensa junto a todos los corresponsales que llenan la Ciudad Santa para seguir este histórico proceso. Se la observa en la sala de la recientemente construida Beth Ha'am o Casa del Pueblo. En una cabina de vidrio, para protegerlo del público, Eichmann es exhibido en algo que Arendt teme sea utilizado como un espectáculo, dada la teatralidad del fiscal y la puesta en escena. De hecho, escribirá más tarde:

"...el juicio se celebró en una sala dispuesta como la de un teatro, y ante un
público, de manera que el impresionante grito del ujier, al anunciar el inicio de cada sesión, producía un efecto parecido al que causa ver alzar el telón..."

En otra secuencia, Hannah observa por televisión (suponemos que en circuito cerrado) buena parte del juicio. Ríe para sus adentros cuando ve decir a Eichmann que él cumple el juramento de decir la verdad así como cumplió el de obediencia a Hitler, pero reconoce francamente que de morir éste, todo el mundo quedaría automatisch liberado. Más serio se torna su rostro cuando al ver al juez preguntar a Eichmann si nunca tuvo un conflicto de conciencia, entre su deber y su conciencia, éste respondiera:

-"Yo llamaría a ésto un estado desdoblado...una especie de desdoblamiento vivido conscientemente que lo hace pasar a uno indiferentemente de un lado a otro."

Juez:- "¿Debía renunciar a su conciencia?"
Eichmann: -"¿Perdón...?
J: - "¿Había que renunciar a su conciencia personal?"
E:- "Sí, de alguna manera"

Y cuando el juez le argumenta que de haberse tenido mayor coraje civil las cosas hubieran ocurrido de otra manera,  Eichmann le contesta, con un gesto elocuente con la mano:

- "De haber estado estructurado ese coraje civil jerárquicamente, sí."
 Nuevamente insiste el juez:
J:-"Entonces, ¿No era un destino ineludible?

La respuesta de Eichmann deja atónita a Hannah:

E:- "Es una cuestión de comportamiento humano"..."Así es como las cosas ocurrían, era la guerra, las cosas estaban turbulentas, todos pensaban: "Es inútil luchar contra eso"...
J- "Sí."
E- "Sería como una gota de agua en el océano, ¿para qué? No tiene sentido, no hará ni bien ni mal. Está ligado a la época, pienso. La época la educación....es decir, la educación ideológica, la formación autoritaria y todas estas cosas".



A partir de ese momento se inicia una discrepancia con sus amistades judías respecto a Eichmann. Está convencida de que Eichmann no es antisemita, no miente, lo que ha hecho es obedecer a las leyes y que hubiera obedecido a cualquier ley. Cuando afirma que él no sabía adonde iban los trenes, dice la verdad porque para él eso era irrelevante. Él transportaba gente a sus muertes pero no se sentía responsable de eso. Una vez que los trenes estaban en marcha, su trabajo terminaba. Desde su punto de vista él está libre de culpa, porque es un burócrata. Hay una enorme discrepancia entre el horror de esos crímenes y la mediocridad de Eichmann. Lo aterrador, lo monstruoso del asunto es que hay muchísimas personas como él: Eichmann es aterradoramente normal. Como decía un amigo mío a propósito de otro: está asquerosamente sano. En el informe y luego en el libro, Hanna escribirá:

Seis psiquiatras habían certificado que Eichmann era un hombre «normal». «Más normal
que yo, tras pasar por el trance de examinarle», se dijo que había exclamado uno de ellos. Y otro
consideró que los rasgos psicológicos de Eichmann, su actitud hacia su esposa, hijos, padre y
madre, hermanos, hermanas y amigos, era «no solo normal, sino ejemplar». Y, por último, el
religioso que le visitó regularmente en la prisión, después de que el Tribunal Supremo hubiera
denegado el último recurso, declaró que Eichmann era un hombre con «ideas muy positivas».

El otro aspecto de la película que quiero destacar es el referente a la ausencia de Heidegger, no como amante, sino como filósofo. Sabido es que posteriormente Hannah Arendt marcó una clara distancia conceptual de su maestro cuando critica su filosofía considerándola nihilista. Pero hay una consideración de Heidegger en Ser y Tiempo que me ayuda a comprender la discrepancia entre la monstruosidad de los crímenes nazis y la monótona normalidad de sus ejecutores, e incluso ese conformismo y oportunismo que tanto escandalizó a Hanna cuando regresó a Europa en la temprana postguerra: es el concepto de existencia inauténtica o impropia. Para Heidegger una de las características del vivir cotidiano del hombre es que su ser se diluye, se desnaturaliza en lo colectivo hasta el punto de que el sujeto de ese vivir cotidiano no es un nosotros, sino un se o uno. No decimos ni hacemos tal o cual cosa, sino que se dice y se hace tal o cual cosa, uno dice o hace tal o cual cosa, uno piensa tal o cual cosa, uno debería ejecutar determinada acción, o comportarse de determinada manera. Para Heidegger este aspecto no tiene ninguna connotación moral, es parte constitutiva del Dasein, como él llama a ése que soy yo mismo, es decir, cada uno de nosotros. Si esto es así, y extrapolando y simplificando los conceptos de Heidegger hasta extremos tales que no deseo que me lea en este momento ningún profesor de filosofía, ¿cómo extrañarnos del conformismo de Eichmann y el de miles de alemanes que simplemente, en palabras del mismo Eichmann: "Está ligado a la época, pienso. La época, la educación....es decir, la educación ideológica, la formación autoritaria y todas estas cosas"?.  Y si nos parece un exabrupto poner las palabras de un asesino y exterminador para explicar las ideas de quizá el mayor filósofo del siglo XX, ¿no sería también ese conformismo, ese hacer lo que todos hacen lo que llevaría a Heidegger a suscribir el nacionalsocialismo y no encontrar nunca una explicación verosímil?














FICHA TÉCNICA

Título: Hannah Arendt
Título original: Hannah Arendt
Dirección: Margarethe von Trotta
País: Francia, Alemania, Luxemburgo
Año: 2012
Fecha de estreno: 21/06/2013
Duración: 113 min
Género: Drama, Biográfico
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Reparto:  Barbara Sukowa, Janet Mc Teer, Julia Jentsch, Nicholas Woodeson, , Ulrich Noethen, Axel Milberg, Claire Johnston, Michael Degen, Victoria Trauttmansdorff, Klaus Pohl
Web: www.surtseyfilms.es/peliculas/hannah-arendt/
Distribuidora: Surtsey Films
Productora: MACT Productions, Heimatfilm 



(*) Tanto el argentino Mario Diament en su Informe sobre la banalidad del amor (que nos presentó Luigi Sciamanna en Caracas en 2011) como el film de la Von Trotta insisten en este encuentro inicial que no he podido verificar en ninguna fuente histórica (como luego sí hubo muchísima tela que cortar en la correspondencia de Arendt). 


                                                        REFERENCIAS

Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Versión española de Guillermo Solana. Copyright Grupo Santillana Ediciones, S.A. 1974, 1998. Madrid. 


Arendt, Hanna. Eichmann en Jerusalén. Traducción de Carlos Ribalta. Editorial Lumen S. A. Barcelona 1999. Cuarta edición, mayo de 2003


Hannah Arendt. Pensar apasionadamente . Un film de Jocken  Kölsch para el canal Arte. A Parte Rei Revista de Filosofía. Publicado el 28/ 04/ 2012. Contiene entrevistas filmadas a Hannah Arendt, KarlJaspers, Edna Brocke (sobrina) Günther Gaus (periodista), Lotte Köhler (amiga), Mary Mc Carthy (amiga) Hans Saner (filósofo) y otros amigos y familiares, así como grabaciones de las voces de Arendt, Jaspers y Martin Heidegger

Heidegger, Martin. Ser y Tiempo. Traducción, prólogo y notas de Jorge Eduardo Rivera C. Editorial Trotta. Santiago de Chile. Marzo de 2003

Urdanoz, Teófilo. Historia de la Filosofía. Tomo VI. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1975.


Wikipedia, la Enciclopedia libre. Artículos Hanna Arendt, Karl Jaspers, Heinrich Blücher.