Retazos de temas que me han interesado alguna vez, experiencias vividas, recuerdos, libros leídos, textos perdidos y rescatados, films que han dejado una impronta en mi memoria, pero también proyectos no realizados o postergados...







martes, 27 de septiembre de 2011

AUTORRETRATO PINTADO CON CREYONES DE AQUILES NAZOA

 Para María, Claudio y Mario.
In memoriam Sergio 


Como casi todos los muchachos de finales de los 50, conocía la obra de Aquiles Nazoa porque ésta, especialmente la teatral, era muy requerida en los actos culturales de los colegios.  Todavía puedo citar de memoria un texto de Ratón Pérez que montamos en cuarto grado de Primaria en el Instituto San Pablo, en la parroquia Altagracia, de Cuartel Viejo a Pineda:

La hormiguita que no pica
ni come dulce ni nada
pues la tienen concertada
con una familia rica;
y un ratoncito arruinado
que ya está casi en el hueso
porque está muy caro el queso
y no se lo venden fiado.

Mi maestro, Néstor Medrano, me hizo comprar un ejemplar de El Ruiseñor de Catuche, para que me aprendiera el papel del Narrador; no sólo me  leí el libro de cabo a rabo, sino que en la casa lo disfrutaba leyendo en voz alta muchos de sus textos con mis primos Luna.  Sentados en un escalón que comunicaba la cocina de la casa con el comedor, Rafael, el mayor, y yo nos reíamos con aquello de:

Trabajando en su hogar de carpintero
se tragó una tachuela Juan Lucero;
y jugando, el menor Francisco Luna
también se tragó una.

Los médicos, en vez de cirugía
debieran de estudiar astronomía.

El valor agregado de la humorada era que el menor de mis primos se llamaba (mejor dicho, se llama), justamente, Francisco Luna, quien era el que menos se reía del versito.
De todo esto resultó que terminé aprendiéndome de memoria casi todo el libro.  El Ruiseñor me acompañó al internado en el Liceo San José de Los Teques, dirigido por los padres Salesianos, con esa mezcla de severidad y afecto que siempre han mostrado. Aquí debo decir que fue en este Liceo donde Aquiles Nazoa me salvó la vida.  Permítaseme aclarar el punto.  No me refiero a la vida física, biológica o material.  Pero si se considera lo importante que es para un adolescente temprano (11 a 12 años) la opinión de sus pares para desarrollar la autoestima, se entenderá lo que quiero decir:
Yo era absolutamente inepto para el beisbol por mi congénita desorientación en el espacio (no podía ni fildear).  En fútbol lograba empujar el balón, pero nada de driblar ni de combinaciones.  De modo que no me sentía muy a gusto entre mis compañeros, especialmente los cercanos a mi edad (yo era el menor de todos).  La ocasión de mi reivindicación se presentó en un acto cultural, no recuerdo si por el aniversario de Don Bosco, o día de la Madre o qué sé yo.  El asunto era que los padres del colegio me pidieron que recitara algo.  Me precedió un compañero que declamó las Coplas del amor viajero, de Andrés Eloy Blanco, y creo que Garrick. Cuando me tocó pararme en el estrado no sé de dónde apareció mi audacia y me lancé con los versos de Aquiles Nazoa.  Téngase presente que estábamos en 1956 o 57, la Iglesia de Pio XII aún preconciliar, con cierto rigorismo (de origen jansenista, por cierto) con Unamuno en el Index librorum prohibitorum et expurgatorum y otros integrismos  Pero al inocente lo protege Dios.  Después de comenzar con un soneto llamado ¡Oh amor!, bastante tolerable, que dice:
                   
Julieta, muchachita muy coqueta,
Tiene dos caballeros de conquista:
El uno extrovertido y deportista
Y el otro soñador y mal poeta.

Mientras éste le escribe una cuarteta,
Aquél, seguramente más realista,
La invita por teléfono a que asista
Con él a alguna fiesta de etiqueta.

Y los domingos, mientras nuestro bardo
Con rimas pule el cupidesco dardo
Y transfiere al papel su llanto mudo,

Ella, la florecilla que él describe,
¡Se pasa todo el día en El Caribe
Llevando sol con su Tarzán peludo!

Digo, después de comenzar con este soneto, que fue recibido con aplausos, fui subiendo progresivamente  la temperatura (o mejor dicho, bajando el pH) de los textos, sin que pasara nada lamentable. Hasta que llegué a ese sainete surrealista llamado El Chivato Volador, cuyo protagonista es un extraterrestre, más exactamente un marciano que tenía la costumbre de rasparse cuanta criatura de sexo femenino se le atravesara, dejándolas generalmente embarazadas.  Para colmo, el sujeto ("chivato" significaba alguien muy  pícaro) por donde pasaba, dejaba un tufillo

                               oloroso a urinario de botiquín.

Hablé de audacia, pero no se crea, me temía que el Padre Ojeda, Director del Liceo, suspendiera en cualquier momento mi happening.  Pero observo al auditorio y no sólo son las carcajadas del público las que me sorprenden, sino las expresiones de los venerables padres salesianos que derramaban lágrimas de la risa y se retorcían en sus asientos.  Fue un éxito absoluto.  De  la anomia social pasé al salón de la fama y ya podía mirar de frente a los grandulones, quienes llegaban a pedirme que les dictara algunos fragmentos de lo recitado (¡especialmente de El Chivato volador!).  Por eso digo que Aquiles Nazoa me salvó la vida.  Cualquiera que conozca a Erikson y su Ciclo Vital entiende esta expresión perfectamente.  Y el que no lo conozca, también.

Ni soñaba para entonces con conocer al poeta; ya llegada la democracia y siendo estudiante del Liceo Agustín Aveledo, lo veíamos presentarse en los actos de graduación y eventos de importancia de los liceos, siempre como la figura estelar que cerraba el programa. Generalmente lo hacía con la Balada de Hans y Jenny, obra que me dejaba perplejo, pues no obstante impresionarme su belleza, rompía mi ideas preconcebidas sobre Nazoa, pues veía muy claro que no se trataba de una obra humorística.
 
Ya en el último año de bachillerato, el profesor encargado de la actividad teatral (¡quién me pudiera recordar su nombre!) decidió montar el Hamlet de Aquiles Nazoa.  Una vez más me tocó representar al Narrador, esta vez imitando la voz de Néstor Pardo, un locutor de los noticieros de cine de la época, quien tenía una voz peninsular muy peculiar.  Con ella salía diciendo:

                               Al levantarse el telón
                               se ve, a la luz de un bombillo
                               la terraza del castillo
                               donde pasa la cuestión.
                               Entra Hamlet enlutado
                               y muy baja la cabeza
                               porque carga una tristeza
                               que no la brinca un venado.

Para luego aparecer el príncipe Hamlet, y decir:

                             Ser o no ser...siempre la misma historia...
                             ¡Desde que este monólogo fue escrito
                             no he logrado aprenderme de memoria...
                             sino este pedacito!

La obra siguió su curso exitoso en aquél teatro al aire libre que, después de todo, no se debe haber diferenciado mucho de El Globo de Sir William, si nos guiamos por el montaje de Enrique V de Olivier. (incluyendo la caída en slide del Narrador y digno mutis como si nada hubiera pasado).

No sé quién fue que habló de la utilidad de la poesía, pero además del salvamento ya relatado, de que fui objeto, puedo contar un hecho donde esta vez fue Caballo de Manteca/Manteca de Caballo el libro que cumplió una importante función social: eran ya los sesenta (o los 60's, como les gusta decir a los periodistas) y viajaba a Maracaibo en uno de aquellos Aerobuses de Venezuela, precursores de los ejecutivos de ahora.  El bus tuvo una seria avería. Varados en plena carretera y muy avanzada la noche, los pasajeros estaban muy molestos.  Yo, un muchachón estudiante de medicina, cargaba mi Caballo conmigo y previa autorización del conductor, me senté en su puesto, donde había un micrófono, y me puse a leer "Trailer de una película mexicana", el "Manual del Nuevo Rico", "Las Personas superiores o al que no le haya sucedido alguna vez, que levante la mano" , que provocó al principio tímidas risas de los airados pasajeros, hasta llegar a una franca algarabía con "Los Muñoz Marín salen de compras" y por supuesto, aquella "Reláfica del negro y la policía", que entre otras cosas, dice:
                     Policía con cachucha,
                     policía con pumpá,
                     policía de sombrero
                     y de cabeza pelá.
                    Que si la criminológica,
                    que si la municipá,
                    que si la alta policía,
                    que si la de más allá.
                    Que llegó la P.T.J.
                    que si se fue la social,
                    que si aquella es la civí,
                    que si eta es la militá,
                    que si esta no tiene rolo
                    si no que tira con gas,
                    que si esta te afloja un tiro
                    y el otro te muele a plan
                    y en una radiopatrulla
                    te rueda el de más allá;
                    cualquiera te pone preso,
                    cualquiera te hace rodá,
                    que con o sin uniforme,
                    con sombrero o con pumpá,
                    en cuanto a rodalo a uno
                    todos se portan igual,
                    pues la sola diferencia
                    que del uno al otro va,
                    es que después tú no sabe
                    cuál de ello te va a soltá.
Los pasajeros me pedían que siguiera leyendo...hasta que el autobús retomó su camino.  Allí valoré no sólo la efectividad de la obra de Nazoa, sino mi probable vocación psiquiátrica.
                   
Después de graduarme, siendo médico Interno del Hospital Vargas asistía a las reuniones clínicas del Servicio y la Cátedra de Psiquiatría  que se efectuaban en el área de Consulta Externa, en un desaparecido auditorium que compartía Psiquiatría con Neumonología.  Allí lo ví de cerca por primera vez.  Se sentaba atrás, casi escondido, tomando notas y tratando de pasar desapercibido.  Me preguntaba qué hacía allí, me llamaba la atención que al terminar la actividad se marchara sin haber dicho una palabra; sólo saludaba discretamente al Jefe de Servicio, Dr. Jesús Mata de Gregorio y a otros especialistas.
Ya de cursante del postgrado, me enteré de que Aquiles era no sólo un gran amigo de los psiquiatras del Vargas, sino el Jefe de Redacción de la Revista Nuestra Psiquiatría, una publicación de la especialidad de gran prestigio, dirigida por Jesús Mata de Gregorio, con Manuel Matute, Edmundo Chirinos y Eloy Silvio Pomenta como redactores, y Luis Barrios de Secretario.
A la salida de una de esas reuniones clínicas, pero ya en el nuevo local del Servicio de Psiquiatría, en un auditorium que también desapareció, decidí romper el anonimato y me le presenté, utilizando como pasaporte mi parentesco político con el fallecido escritor Federico León, quien había dedicado su Anecdotario Periodístico a un Aquiles todavía imberbe y novato, pero prometedor.  Ése fue el inicio de nuestra amistad. Pero esa es otra historia.

sábado, 3 de septiembre de 2011

LA AMUSIA DE RAVEL

                                                                                                                    A Luis Morales Bance 


"Tengo la cabeza llena de música, pero no soy capaz de escribirla".  Quien decía esto en 1932 era Maurice Ravel, el famosísimo compositor francés autor de maravillosas obras orquestales como la Rapsodia EspañolaDafne y Cloe,  así como extraordinarias y finísimas piezas para piano como Gaspar de la Noche y  la Pavana para una infanta difunta, quien, sin embargo es conocido por la mayoría de la gente por el célebre Bolero, alarde de instrumentación elaborado manteniendo inmutable la melodía, el ritmo y la armonía.


Casa Natal de Ravel

Nace Ravel el 7 de marzo de 1875 en el N° 12 de la calle de la Nivelle, actualmente calle Maurice Ravel, en la ciudad de Ciboure, sita en el País Vasco francés. Su padre, Joseph Ravel, ingeniero saboyano, fue el inventor de un generador de vapor y de un motor de dos tiempos.  Contratado en España después de la guerra de 1870 para participar en la construcción de las vías férreas, conoce en Aranjuez a María Deluarte. con quien se casa en 1874. De esa unión nacen Maurice y Édouard.
A la edad de tres meses, Maurice abandona Ciboure para residenciarse en Paris, ciudad en la que vivirá el resto de su vida.  No obstante, su cercanía con la madre mantendrá la influencia de España y el País Vasco en la sensibilidad de Maurice.
Joseph, más instruido en la música que la mayoría de los aficionados, supo desarrollar los gustos del hijo mayor y estimular su sensibilidad y su pasión musical.
La madre de Ravel



Decía Ravel en su Esbozo autobiográfico:
A despecho del solfeo, del cual no pude jamás aprender la teoría, comencé a estudiar piano a la edad de seis años.  Mis maestros fueron  Henri Ghys, y después M. Charles René, de quien recibí mis primeras lecciones de armonía, contrapunto y composición.

En 1889 fue admitido en el Conservatorio de Paris, y ya en 1895 escribió sus primeras obras publicadas: el Minuet antiguo y la Habanera para piano, pieza  que consideraba contenía en germen muchos elementos que predominaron en sus composiciones ulteriores.
Escribió también que las mayores influencias en ese período fueron las de Gounod, Saint-Saëns, pero sobre todo Gabriel Fauré.




Entre 1899 y 1905  vive algunos fiascos: estrena su Obertura Shéhérazade en medio de silbidos del público, y sus esfuerzos por obtener el Premio de Roma se ven frustrados hasta el punto de llegar a la expulsión.  Uno de los miembros de la Sección Musical del Instituto declaró: "Monsieur Ravel bien puede considerarnos como pompiers (literalmente "bomberos": ruines, vulgares en materia artística), más no nos tomará impunemente como imbéciles"  . El asunto llegó a convertirse en un escándalo mediático por la polémica que generó en la prensa, con la participación de Romain Rolland, llegando a hablarse de "L' Affaire Ravel".  Una oportuna invitación de su amigo Alfred Edwards a un crucero en Holanda a bordo de su yate "l'Aimée" y la amistad de el matrimonio Edwards curaron a Ravel de su decepción. Además, la casa  de los Edwards era el centro de reunión de quienes constituyeron después grandes encuentros ravelianos: Léon-Paul Fargue, Maurice Delage, Jean Cocteau, Manuel De Falla, Igor Stravinsky, Diaghilev, Nijinsky...

Curiosamente, ese período va a ser bastante fecundo: Juegos de agua y el Cuarteto en Fa mayor en 1902, y en los años siguientes: Mi madre la Oca, los Valses Nobles y Sentimentales y Gaspar de la Noche, tres piezas para piano (Ondina, El Ahorcado y Scarbo) inspiradas en el libro homónimo de Aloysius Bertrand, creador del género poema en prosa, y precursor, por lo tanto, del venezolano José Antonio Ramos Sucre.
El 28 de marzo de 1908 se estrena una de las obras más populares del repertorio raveliano: la Rapsodia Española, que consta de cuatro partes: Preludio a la noche, Malagueña (original en español, con la "ñ"), Habanera y Feria. El filósofo y biógrafo Vladimir Jankélevitch cuenta que en esa premiére la Habanera se llevó un "bis". Esta obra, de orquestación brillante y gran riqueza rítmica y melódica, posee un ímpetu que en manos de un gran director logra extasiar al auditorio.
Según cita de Jankélevitch, en marzo de 1939, Manuel de Falla escribió en la Revue Musicale :

" La Rapsodia me sorprende por su carácter español.  En perfecto acuerdo con mis propias intenciones (y al contrario de Rimsky-Korsakov con su "Capricho") este hispanismo no ha sido obtenido por la simple utilización de documentos populares, sino más bien, (exceptuando la jota de la Feria) por un libre empleo de ritmos y melodías modales y de giros ornamentales de nuestra lírica popular, elementos que no alteran las maneras propias del autor"

La Ópera La Hora Española fue mal recibida por la crítica y el público, al igual que el ballet Dafne y Cloe, una sinfonía coreográfica para gran orquesta y  coro. El ballet fue escrito para una gran orquesta, e incluye partes para un coro mudo (solo vocalizaciones y murmullos). Cuando el empresario y coreógrafo  Diáguilev llevó el ballet a Londres en 1914 omitió el coro, lo que causó el enfado de Ravel, que envió una colérica carta al periódico The Times.  Nuevamente se siente amargado e incomprendido.  No obstante, Dialighev le encarga compartir con Igor Stravinski la re-orquestación (ya Rimski-Korsakov había "pasado por allí") de la ópera inacabada de Mussorsky  Khovantchina.  Este trabajo al alimón le depara dos de las mayores alegrías en su vida musical: gracias a Stravinski conoce las partituras de Pierrot Lunaire, de Schönberg, y la de La Consagración de la Primavera, del propio Stravinski. Maurice se entusiasmó tanto con esta obra que la defendió con pasión la noche del estrepitoso estreno, cuando los que rechazaban la obra la abucheaban y rompían butacas, lanzaban objetos y trataban de impedir que finalizase.  Un amigo escribió: "...Vi a un Ravel colérico, insolente, carmesí, defendiendo la obra que amaba con una estruendosa indignación".

En agosto de 1914, mientras componía su Trío en La menor en Saint-Jean-de-Luz, Francia entra en la Primera Guerra Mundial. Maurice no pensó en otra cosa que en enrolarse, a pesar de la tristeza que implicaba abandonar a su madre.  No obstante, a pesar de sus repetidos intentos, fue rechazado por las autoridades militares de Bayona debido a su corta estatura y su frágil constitución. Obligado a la inacción, compone Tres canciones para coro mixto sin acompañamiento sobre poemas del propio Ravel. La segunda de esas canciones está dedicada a su amigo Roland-Manuel, quien servía en los Dardanelos. El título es elocuente: Mi amigo se fue a la guerra.
En marzo de 1916, por fin, Maurice logra ser enrolado como conductor de camión, siendo enviado a Verdún.  Su dirección, en adelante, será:
"Conducteur Ravel- S. P. 4 par B. C. M.".




Una disentería convertida en peritonitis lo lleva a ser intervenido y hospitalizado. Es trasladado al parque de automóviles de Chalons-sur-Marne. La lectura de El Gran Meaulnes de Alain Fournier lo subyuga y sueña con escribir una obra para cello y orquesta inspirada en esta novela que ejercerá tánta influencia en la generación posterior.  Compone La Tumba de Couperin, seis piezas de piano de estilo neobarroco, de las cuales cuatro están dedicadas a sendos amigos muertos en el frente de batalla. Esta obra, al igual que muchas otras, será orquestada ulteriormente por el propio compositor.

En 1918 ocurre la muerte de Claude Debussy. Contrariamente a lo que se cree, Debussy y Ravel nunca fueron amigos. 
La inevitable comparación que la historia de la música ha hecho de estos dos compositores, ha creado una dupla o mutual similar a la de Bach-Händel  (aunque tampoco en este caso se dio la amistad entre los dos grandes del barroco).  Hay muchísimos aspectos en común entre Debussy y Ravel, que ha llevado a la crítica a hablar de los "impresionistas", lo que no es totalmente cierto. Pero es indudable que al morir el autor de Pelléas et Mélisande, el heredero del primado en la música francesa de entonces no podía ser otro que Maurice Ravel.  De modo que no tiene nada de extraño que el 16 de enero de 1920, M. Ravel Joseph-Maurice haya sido promovido al rango de Caballero de la Legión de Honor.
Ravel telegrafió inmediatamente a Roland-Manuel para solicitarle el desmentido de esta noticia, y se niega obstinadamente a efectuar el pago por sus derechos de Cancillería, lo que causaría su eliminación en el Diario Oficial. El Ministro de Instrucción Pública, Monsieur Léon Bérard, está sumamente apenado.

Algunos textos que hemos revisado escritos por neurólogos y psiquiatras conjeturan si esta obstinada actitud, que Ravel nunca explicó, no sería una de las primeras manifestaciones de la enfermedad que lo atacará a partir de 1933.  Sobre todo tomando en cuenta que en marzo de 1926 aceptó ser condecorado como Caballero de la Orden de Leopoldo, en Bruselas, sin que se haya sabido que tuviera tendencias monárquicas o anti-republicanas.  Además, recibió condecoraciones y homenajes en otras latitudes. En otras publicaciones se ha hablado de una depresión, dado que, al decir de Helene Jourdan-Morhange,  "las distinciones honorarias le parecían tan vacías como los discursos", 
Pero no nos adelantemos y continuemos con nuestra cronología.

Pocos dias antes se había estrenado La Valse, poema sinfónico escrito por encargo de Diaghilev, quien la criticó, en presencia de Francis Poulenc y con el silencio aquiescente de Stravinsky, actitud que le dolió a Maurice al recordar su apasionada defensa de La Consagración de la Primavera. También compone, en memoria de Debussy, la Sonata para violín y cello.
Asimismo, dirigió al año siguiente la centésima representación  en ballet de La Tumba de Couperin.  En 1922 hace la célebre orquestación de Cuadros de una Exposición de Mussorsky, y en 1923 emprende una gira por Amsterdam, Venecia y Londres, donde exhibe sus condiciones de director de orquesta, interpretando La Valse y Mi Madre, la Oca.  Aquí las opiniones divergen:  en algunas fuentes consultadas no queda muy bien parada la habilidad de Ravel como director, mientras en otras, como la biografía de Vladimir Jankélevitch, se dice que "Ravel está muy orgulloso del juicio de los ingleses. quienes lo consideran, sino un gran director, por lo menos uno bueno".
1924 es un año de mucha actividad creadora.  Trabaja simultáneamente en la Sonata para violín y piano, Tzigane ("Gitano") pieza de virtuosismo para violín y piano luteal, en la Melodía Ronsard a su alma y en El niño y los sortilegios, fantasía lírica en dos partes, para solistas, coro y orquesta, sobre un texto de Colette, considerada en algunas biografías como la obra más original de Ravel. Esta obra se estrenó en Montecarlo.  Ravel le pide a la libretista improvisar algunos retoques. Al respecto, dice Colette en su libro sobre Ravel: "Parecía que sólo se sentía preocupado de dos maullidos entre los dos gatos [de la obra], y me preguntó muy seriamente si no tenía inconveniente en sustituir Mouao por Mouain [en castellano supongo que sería ¡Miau! por ¡Mian!] o al revés".



A partir de 1927 la carrera de Ravel toma un curso ascendente. Se puede hablar ya de él como de un artista consagrado. En 1927 había estrenado las Canciones de Madagascar (Chansons Madécasses), para voz, flauta, cello y piano. De esta obra dice Ravel: Creo que las Chansons Madécasses aportan un nuevo elemento dramático, e incluso erótico, que ha introducido el sujeto de las canciones de Parny . Es una especie de cuarteto donde la voz hace el papel de instrumento principal...

Ese año estrena la Sonata para piano y violín, y en 1928 arranca su gira por Norteamérica:  Nueva York, San Francisco, Los Ángeles, Seattle, Vancouver, Minneapolis, Houston, Colorado, Buffalo, otra vez Nueva York y Montréal. Se codea con los grandes de Hollywood, Douglas Fairbanks y Mary Pickford. Con el público se prodiga. Una auténtica celebridad. Nuevamente nos relata Jankélevitch:

"...Al terminar un concierto dirigido por Kussevitsky, Ravel recibe una ovación de diez minutos, pero se niega a aparecer en escena. En todas partes dirige la orquesta o interpreta la Sonatina, o bien acompaña sus melodías.  A Gershwin, quien le pide recibir clases, Ravel le responde: Usted perdería la gran espontaneidad de su melodía para escribir como un mal Ravel"



El estreno del ballet  Bolero tiene lugar el 20 (según otros, el 22) de noviembre  de 1928 en la Ópera Garnier, bajo la dirección de Walthrer Straram, con la participación de la bailarina rusa Ida Rubinstein, quien le había encargado, antes de partir para Nueva York, "un ballet de carácter español".  Maurice se valió de una antigua danza andaluza: el bolero. Gustavo Samazeuilh escribió en la "Revue Musicale" (1938):
"Disfruté el sabroso espectáculo de ver a Ravel en albornoz amarillo y gorro escarlata,  tocando al piano el tema del Bolero antes de tomar nuestro baño matinal, mientras me decía:
 "Madame Rubinstein me pide un ballet. ¿No le parece que éste es un tema muy insistente? Voy a tratar de repetirlo muchas veces sin ningún tipo de desarrollo, graduando cada vez más la orquesta".
La versión orquestal, para concierto fue estrenada el 11 de enero de 1930, esta vez con el propio Ravel en el podio. Ya para entonces Maurice estaba un poco harto del excesivo éxito que había tenido una obra que, después de todo, había sido para él un mero experimento.  Directores famosos como Toscanini y Mengelberg querían lucirse con su versión personal de una obra que para Ravel no merecía tanta difusión. Por eso no es de extrañar que Maurice  contara a su hermano Édouard  que la noche del estreno una dama golpeaba su butaca, mientras gritaba: "¡Al loco! ¡Al loco!"  Luego añadía socarronamente: "¡Ella, ella lo ha entendido!"





La celebridad de Maurice se encuentra en su apogeo. Desde entonces. el Bolero goza de una popularidad imperecedera: ha sido interpretado  y se sigue interpretando frecuentemente  por todas las orquestas sinfónicas del mundo. Se han filmado películas donde la pieza juega un papel central, desde Bolero, (1934) de Wesley Ruggles, con Carole Lombard y George Raft,  Los unos y los otros (1981) de Claude Lelouch, hasta El Bolero de Raquel (1956) de Miguel M.Delgado, con  Cantinflas, sin olvidar D, la mujer perfecta ( 1979 ) de Blake Edwards. La calle donde está la casa natal de Ravel, en Ciboure, es rebautizada Calle Maurice Ravel. Entre 1929 y 1931 compone simultáneamente dos Conciertos para piano: mientras trabajaba en el Concierto en sol, recibió la visita de su amigo , el pianista austríaco Paul Wittgenstein, a quien se le había amputado el brazo derecho a consecuencia de las graves heridas que había sufrido durante la Primera Guerra Mundial.  A petición suya, Ravel compuso el Concierto para la mano izquierda, obra de un solo movimiento de grandes contrastes y fuerte impacto.
En ese período, Ravel luce fatigado, deprimido, taciturno;  presenta insomnio pertinaz y facies de sufrimiento, mientras trabaja para el Concierto para la mano izquierda. Aunque algunas veces sale de noche, como para conjurar su insomnio, de día se nota cada vez más su inquietud y cierta dificultad motora que le impide ejecutar su Concierto en Sol para piano y orquesta, compuesto originalmente para la mano derecha. No obstante, en 1932 emprende una gira por Europa central como director, acompañado de Marguerite Long, quien interpreta su Concierto en sol.
Tiene grandes proyectos: Las Tres canciones de Don Quijote a Dulcinea, sobre textos de Paul Morand, la comedia de magia Morgiana, inspirada en la "Historia de Alí Babá", una obra sinfónica basada en la novela "El Gran Meaulnes", ya mencionada, una gran ópera, Juana de Arco, inspirada en la obra lírica de Joseph Dalteil, las Florecillas de San Francisco de Asís, de la que Manuel de Falla escribió después de la muerte del compositor, que una de sus partes se encontraba ya esbozada: El sermón a los pájaros. De todos estos planes, sólo llevó a cabo el primero.  De modo que las Tres Canciones de Don Quijote a Dulcinea, son sus últimas composiciones.
En el repertorio de Ravel no hay obras de carácter religioso-católico. Las únicas obras de este tipo que Ravel hubiera podido componer, Juana de Arco y Las Florecillas, se quedaron en proyecto.

El 8 de octubre de 1932 ocurre un accidente al que se le ha dado carácter de factor, sino causal, por lo menos desencadenante de su enfermedad ulterior: toma un taxi y el automóvil choca con otro.  Aparentemente Maurice no sufrió ninguna lesión de importancia.  Pero a partir de entonces su salud se desmorona y los síntomas se exacerban. En 1933, mientras se bañaba en Saint-Jean-de-Luz, nota que no puede ejecutar ciertos movimientos.  Se va a reposar a Mont-Pelerin, cerca de Vevey. Los médicos hablan de apraxia, o de disfasia. "La inteligencia  está perfectamente clara".  Presenta dificultad para escribir, incluso aprehender un objeto al alcance de la mano. Su escritura se vuelve torpe, con fallas de sintaxis e incluso de ortografía.  Enviar una carta o simplemente firmar un autógrafo se le convierte en una tortura.  Pero lo más grave que le ocurre es que se le imposibilita escribir una sola nota musical. Paradójicamente, puede apreciar y recordar cualquier melodía u obra musical e incluso tocarlas de memoria en el piano (aunque aquí discrepan algunas referencias consultadas). Asimismo, el proceso creativo no se ha visto mermado: a Maurice se le ocurren nuevos temas, melodías y composiciones.  Pero no puede llevarlas al pentagrama. Es entonces cuando dice la frase con que encabezamos la primera parte de este artículo:
"Tengo la cabeza llena de música, pero no soy capaz de escribirla".
Uno de sus biógrafos, Pierre Petit, escribe: "Y entonces, cuando su cabeza iluminaba todavía, y tal vez mucho más que nunca, cuando toda ella era música, Ravel estaba en una total incapacidad de escribir una sola nota de lo que seguramente gozaba escuchándose a sí mismo"
Nos cuenta Jankélevitch que el 15 de febrero de 1935 parte, con su entrañable amigo León Leyritz y gracias a Madame Rubinstein, para España y Marruecos. Se embarcan en Algeciras después de pasar la noche en Madrid.  Tres semanas en el hotel dela Mamounia. Durante horas y horas Ravel contempla la plaza Djemna-el-Fna. El Glaoui, Pachá de Marrakech, da una fiesta en su honor, y de da a conocer melodías marroquíes del siglo XVI. Excursiones a Telouet, al Jardin de Oudayas, cerca de Fez.  Regreso por Sevilla a Córdoba, Vitoria y Pamplona.

La tumba de Ravel

1936-37: En Saint-Jean-de-Luz  o en Montfort, en Levallois, cerca de su hermano, o bien Paris, en casa de su amigo Maurice Delage, Ravel lleva una vida silenciosa, discreta, rodeado de sus amigos y cuidado por la digente Madame Révelot. Sin embargo, la enfermedad seguía progresando. Sus médicos toman la decisión de una intervención neuroquirúrgica.  El 19 de diciembre de 1937 es intervenido en la Clínica de la calle Boileau, por el renombrado cirujano Clovis Vincent. En la madrugada de del 28 muere Maurice Ravel. Sus restos reposan en el cementerio de Levallois, en el panteón familiar.
¿Cuál fue el padecimiento de Ravel? ¿De qué sufrió y de qué murió? ¿Cuál fue la enfermedad que acabó con este luminoso y portentoso compositor?  Lamentablemente no se conserva el informe operatorio de su intervención.  Esta ausencia de información, junto al hecho de que a Ravel no se le hubiera efectuado autopsia, ha favorecido la aparición de una multitud de hipótesis acerca de la enfermedad que llevó a Ravel a la incapacidad y luego a la tumba.  Se mencionan los siguientes diagnósticos:  enfermedad (atrofia) de Pick, depresión, enfermedad maníaco-depresiva ligera (trastorno bipolar),tumor cerebral en el hemisferio izquierdo, traumatismo cráneo-encefálico y hasta enfermedad de Alzheimer. El abstract más reciente que he conseguido, de 2010, reedita la importancia del traumatismo craneo-encefálico debido al accidente automovilístico de 1932, así como el efecto letal de la craneotomía efectuada por el Dr.  Vincent. Por supuesto, ésta y todas las demás apreciaciones son retrospectivas y especulativas por la ausencia de la autopsia y de un informe neuroquirúrgico.
Pero sin adentrarnos en el aspecto etiológico (el de las causas), situándonos únicamente en el nivel clínico, un artículo de 2002 nos parece de interés, pues toma en consideración los síntomas que le produjeron a Ravel mayor sufrimiento.  Me voy a permitir traducir el resumen literalmente:

"Se piensa a menudo que el lenguaje y la música son las dos caras de la misma moneda intelectual, pero la investigación en pacientes con daño cerebral muestra que la pérdida de las funciones verbales (afasia) no se acompaña necesariamente de una pérdida de las habilidades musicales (amusia). Se ha descrito asimismo la amusia sin afasia. Esta doble disociación indica la autonomía funcional de esos dos procesos mentales. Sin embargo, es frecuente la aparición conjunta del impedimento verbal y el musical. Un ejemplo de de lo antedicho lo constituye el caso del compositor francés Maurice Ravel, quien sufrió de una  enfermedad cerebral progresiva de etiología incierta, con un compromiso prominente del hemisferio izquierdo.  Los hechos disponibles favorecen un diagnóstico clínico de afasia progresiva primaria (APP), con la posibilidad de un solapamiento con  una degeneración córticobasal (DCB).  En vista de la historia clínica de Ravel, proponemos  que dos de sus obras finales, el Bolero y el Concierto para la mano izquierda incluyen ciertos patrones característicos de [dis]capacidades del hemisferio derecho y pueden mostrar la influencia de la enfermedad en el proceso creativo."    

Amaducci, L.; Grassi, E.; Boller, Francois. Maurice Ravel and right-hemisphere musical creativity: Influence of disease on his last musical works?
European Journal of Neurology, v.9(1) (2002, Jan) pp.75-82  (Ver enlace)

Descartando la conclusión o propuesta, que no comparto, este trabajo relativamente reciente viene a poner de nuevo sobre el tapete el tema de la amusia. Vamos a detenernos en este punto, que fue el que motivó el presente artículo. Repasando el concepto, podemos definir la Amusia como:

-Deterioro o pérdida de la capacidad musical derivada de una enfermedad cerebral adquirida. 
Otra definición de amusia es la de
-Defecto neurológico adquirido que implica una alteración en la percepción auditiva, lectura, escritura o ejecución musical y que no es debida a alteraciones sensitivas o motoras.

Obsérvese que en ambas definiciones se insiste en el carácter adquirido de la enfermedad, pues el término no es aplicable a personas con poca o ninguna capacidad musical ni a sordos (en el sentido de acusia).  Asimismo, se suele excluir a las personas que sufren de demencia o de una enfermedad psiquiátrica.


Para poder hablar adecuadamente de la enfermedad de Ravel, es necesario detenerse aquí y distinguir los diferentes tipos de amusia.  Siguiendo la clasificación usada por David Ezpeleta, podemos diferenciar:
  1. Amusia vocal o expresiva-oral. Es la incapacidad de cantar, silbar o tararear una melodía sin que haya dificultad mecánica o anatómica del sistema fonador.
  2. Apraxia instrumental. Pérdida adquirida de la capacidad para tocar un instrumento sin déficit motor.
  3. Agrafia musical. Se la relaciona con la agrafia verbal.  Es la incapacidad, desde la aparición de la enfermedad,  para escribir notas en un pentagrama, bien sea de la propia creación, copiadas o recordadas.
  4. Amnesia musical. Dificultad para identificar melodías conocidas por el paciente, sin que haya problemas para reproducir una melodía recién escuchada.
  5. Alexia musical. El enfermo, desde la aparición de la enfermedad, no puede leer notación musical.
  6. Trastornos del sentido del ritmo.  Dificultad adquirida para discriminar  o reproducir patrones rítmicos.
  7. Amusia receptiva. Dificultad para discriminar las características básicas de una nota o de una serie de notas, llegando a la incapacidad para diferenciar notas de diferente tonalidad (sic).
¿Dónde podemos ubicar los síntomas de Ravel?  Si la información de Alberto Bartolomé, quien afirma que Ravel "Podía interpretar de memoria sus propias composiciones, pero era incapaz de nombrar y escribir notas musicales", es cierta, se trataba del tercer grupo grupo (agrafia musical), con el componente afásico, pues tampoco podía nombrar las notas.  Si por el contrario, como escribe María Sagrario Barquero, Ravel "no era capaz de cantar o tocar el piano, tanto por imitación como espontáneamente", el padecimiento era mucho más extenso y abarcaría los tres primeros grupos (amusia vocal o expresiva-oral, apraxia instrumental y agrafia/alexia musical).  Si consideramos que los síntomas empeoraban cada vez más, también se puede pensar en una evolución desde la agrafia/afasia hasta las formas más graves mencionadas.
Hay una pregunta que surge siempre que se habla de amusia:  ¿Es una enfermedad que le da sólamente a los músicos?  Si consideramos la música como un lenguaje, y éste está sometido a un proceso de aprendizaje y escolarización, en el caso de las amusias con agrafia/afasia sólo la padecerán quienes pueden leer y escribir música.  Dicho más claramente: sólo quien haya estudiado música se dará cuenta de que padece amusia.
Con las técnicas de Resonancia Magnética Nuclear  (RMN) y  Tomografía de Emisión de Positrones (PET), al someter a un sujeto a la audición de cualquier música, se puede visualizar la mayor actividad del hemisferio derecho en los músicos de oído, mientras que los músicos profesionales, o aficionados con formación musical escolar utilizan ambos hemisferios.  Extrapolando esta información al caso de Ravel, puede conjeturarse que en caso de agrafia, el hemisferio más perjudicado sería el izquierdo, mientras que si se trataba de un daño de los componentes expresivos y afectivos, ambos hemisferios deberían haber estado afectados.


Pero todo esto pertenece al campo de las especulaciones.  Sólo sabemos lo que sus biógrafos nos dejaron, especialmente un relato de alguien que lo acompañó en su viaje a Sevilla, poco antes de su operación y muerte: Maurice pasaba horas de horas, noches enteras escuchando el cante jondo auténtico. Vuelta a sus raíces maternas españolas. Entonaba, mal que bien, algunas melodías, pero sobre todo escuchaba y escuchaba, música y más música, encerrándose cada vez más en sí mismo y viviendo casi como un fantasma.  Regresa a Paris y se lo ve en los conciertos, yendo de un teatro a otro, aún  cortés pero silencioso, la mirada perdida como cuando se ensueña, escondiendo bajo una sonrisa amable, la catástrofe de un mal inexorable.

Descansa en paz, Maurice.  Aquí me dejas con Martha Argerich ejecutando tu Gaspard de la Nuit, a Pascal Roget iluminándome con tu Alborada del Gracioso, o al viejo Ernest Ansermet, ya contigo también, que gracias a la fantasmagoría digital, me permite sentir las sombras evanescentes de bailarines de un tiempo perdido, y que se reflejan en espejos cóncavos, mientras la orquesta de la Suisse Romande ejecuta La Valse.


Ravel con su padre y con su hermano Édouard





                                              BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Jankélevitch, Vladimir.  Ravel. Solfeges /Seuil. 1977. Tardy Quercy. Auvergne a Bourges.
Se trata de el trabajo de un filósofo francés, crítico finísimo y con gran sentido del humor. Soy deudor de este autor y su libro, del cual traduje muchos párrafos, algunos libremente y otros de forma literal.  Algunas veces, para no entorpecer la lectura, no lo entrecomillé ni cité expresamente.

Ezpeleta., David.  Las amusias.  En: http://www.infodoctor.org/neuro/Art12.htm

Barquero Jiménez, María S: Agnosias tactiles, agnosias auditivas y amusias. En:
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/rehabilitacion-logo/9agnosias_tactiles.pdf

Cáceres Velásquez, Artidoro.Neuropsicología de la creatividad musical. Rev. Per. Neur. Vol 3 N° 1-3. 1997. En: http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/neurologia/v03_n1-3/neuropsicologia.htm


Bartolomé, Alberto. La amusia: el estigma de los últimos años de Ravel. Separata. s/f.  Reproducido por Luisa Dolores Camacho  en: http://wwwotrascosas.blogspot.com/2008/11/muy-interesante.html.

Maurice Ravel frontspice. Bibliography of literature about Ravel's health. En: http://www.maurice-ravel.net/bibliogmed.htm

Gentilucci, Armando.  Guía para escuchar la música contemporánea.  MonteÁvila Editores C.A. Caracas 1977.

Enciclopedia virtual Wikipedia.  Entradas en "Maurice Ravel": http://es.wikipedia.org/wiki/Maurice_Ravel y en "Bolero (Ravel): http://es.wikipedia.org/wiki/Bolero_(Ravel)#Estreno_y_primeras_interpretaciones