No
se refiere a pacientes de algún servicio de caumatología ni a lamentables
hechos de violencia sino a los films en formato DVD o BD copiados
mediante el procedimiento del
"quemado" y que se han adquirido con la mayor impunidad en el pasillo de Ingeniería de la Universidad
Central de Venezuela.
LAS NUBES
DE MARÍA (Olivier Assayas, 2014)
En la cima de su carrera, la actriz Maria
Enders (Juliette Binoche) es invitada a protagonizar una nueva puesta en escena de Serpiente Maloja, una obra que
la lanzó a la fama a los 18 años, cuando de la mano del escritor Wilhelm
Melchior, hizo el papel de Sigrid, una joven atractiva que seduce,
desarma, manipula y finalmente lleva a
su jefa Hélène al suicidio. Ahora, mientras
asiste al homenaje póstumo a Melchior, quien ha muerto repentinamente
justo antes del día de la premiación (se entera en secreto de que se ha suicidado),
es convencida por un joven director a protagonizar la reposición de la obra,
pero esta vez interpretando a Hélène, la
mujer mayor.
Refugiada en la casa de
campo del difunto en el pueblo suizo de Sils Maria, lo piensa y relee el libro en compañía de su joven
asistente Valentine (Kristen Stewart), con
quien ensaya y compara sus puntos de vista y gustos sobre la actuación y el
cine. Su ubicación como Hélène la lleva a contrastar y confrontar su pasado y su
presente, y solicita renunciar al papel, pero se le hace imposible salirse de
la suerte y tiene que cumplir con el contrato, esta vez frente a la Sigrid de ahora, una
jovencísima actriz de blockbuster llamada Jo-Ann
Ellis (Chloë Grace Moretz) quien la utiliza como trampolín para lograr sus
objetivos.
El mundo de María Enders se empieza a tambalear
al tener que habérselas con esta ambiciosa joven, repitiéndose lo ocurrido con la actriz
que interpretó entonces a Hélène, quien murió en un sospechoso accidente.
Hay muchas cosas buenas en este film de Olivier Assayas, el reconocido realizador de Carlos. Bellísima
fotografía en extraordinarios paisajes, como el fenómeno meteorológico de la Serpiente
de Maloja, una acumulación de nubes que juega el papel de metáfora visual del
drama que presenciamos. Asimismo, las obras de Händel y Pachelbel están acertadamente utilizadas en la musicalización
Pero lo mejor de todo es el banquete del duelo actoral entre
Juliette Binoche y Kristen Stewart. Leí en alguna parte que el guión lo
escribió Assayas basándose en experiencias y expectativas tanto de él como de Juliette Binoche en sus respectivas vidas profesionales.
Hay un momento en que María Enders (Binoche) ensaya la obra con Valentine (Stewart) dándole a ésta el papel de Sigrid y uno no sabe cuándo el diálogo corresponde a la obra que ensayan y cuándo a la realidad. Como en las cajas chinas o en
un juego de espejos, se superponen tres planos de la experiencia:
Binoche-María-Hélène por una parte, y Stewart-Valentine-Sigrid. La intensidad de
este diálogo culmina en un final que inevitablemente
me recuerda La aventura, de Antonioni. No lo cuento porque es spoiler.
En el epílogo, que algunos consideran innecesario (yo no) la aparición
de Jo-Ann (Chloë) representa la irrupción de lo real-temido, la consumación del
ciclo vital que se reinicia.
El desenlace deja
espacio para un final abierto.
¿Qué irá a hacer María Enders?
LOS
ÁNGELES DEL PECADO (Robert Bresson,
1943)
Se trata del primer largometraje de Bresson.
Francia ocupada.
Anne-Marie, una joven burguesa, ingresa a una comunidad religiosa
dominica cuya misión consiste en la rehabilitación de mujeres delincuentes que
han cumplido su condena. En una visita a la cárcel conoce a Thérèse, una mujer que proclama su inocencia y que jura
vengarse del hombre que la involucró en el delito. Una vez en la calle, lo
asesina a balazos y se refugia en el
convento sin revelar su homicidio a ninguna de las monjas. A partir de ese
momento se inician dos tramas que van a converger: Anne Marie se dedica a rehabilitar
a la renuente Thérèse y la policía a investigar el homicidio.
Bresson nos muestra las intimidades de la vida religiosa con todos sus
inconvenientes, querellas y conflictos, especialmente por el celo de Anne-Marie
con la recién llegada, lo que le gana la animadversión de la madre Saint-Jean, a
pesar de la sabia mediación de la superiora, quien se mueve entre la simpatía por Anne-Marie y la necesidad de hacer cumplir la regla
de la orden.
Lo que comienza como un policial se va
transformando en drama de salvación, donde la gracia se manifiesta en medio de
la miseria del pecado a través del amor y la misericordia.
Para quienes no lo conocen, Robert Bresson
fue un aclamado cineasta francés de profunda espiritualidad, quien siempre hizo un cine
muy personal, alejado de todo artificio, oropel y sentido comercial y apostó por un despojamiento radical que llegó al ascetismo, prescindiendo
incluso de actores profesionales. Distinguió siempre entre el cine como espectáculo
y lo que él llamaba el cinematógrafo, una combinación de sonidos e imágenes en
movimiento capaz de transformar al espectador. De él dijo Jean Cocteau: “Bresson
se expresa cinematográficamente como un
poeta con su pluma”.
No obstante, en Los ángeles del pecado,
Bresson contó con un destacado elenco, con actrices como Renée Faure, de la
Comédie Française (Anne Marie) Jany Holt (Thérèse) “Sylvie”
(la superiora) Mila Parély (Madeleine) Marie Hélène Dasté (Madre Saint Jean) Paula
Dehelly (madre Dominique) Silvia Montfort (Agnès) Gilberte Terbois
(madre Marie-Joseph) y Yolande Lafon (Señora
Lamaury) y actores como Louis Seigner, de la Comédie Française (el director
de la prisión) y Georges Colin (el jefe de la policía)
El guión fue escrito por Bresson en
colaboración con el padre dominico Raymond Léopold Bruckberger y el destacado
escritor Jean Giraudoux sobre un texto
de este último. El director de fotografía fue Phillipe Agostini. Inspirados en la vida de una congregación dominica
francesa fundada en 1867 por el padre Lataste, los autores aclaran que aunque
la trama es de su absoluta responsabilidad,
se han esforzado en tomar de la
realidad, por medio de imágenes y detalles, la atmósfera que reina en
esos conventos y el espíritu que anima su misión.
No sé por qué se tiende a desestimar la
opera prima de Bresson. Parece que él mismo no se expresaba muy bien de la película. A mí
me gustó muchísimo, más que algunas de las famosas, como Mouchette, Al azar de Baltasar y muchísimo más que Lancelot del lago. No aburre. Sus personajes están nítidamente
definidos y mejor interpretados, al contrario del desinterés programático suyo
en la dirección de actores.
Todo un clásico. Me quedo con este Bresson.
Siempre el Dr. franklin Padilla nos invita a compartir su adicción por el sétimo arte, por la proyección cinematográfica. Sus crónicas y su orientación para conseguir filmes que ya no se exhiben es algo notable. Pronto estoy para ir a la UCV a rescatar estos dos que nos presenta ahora. Le quedo agradecido.
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