Composto per preservare il ricordo di ciò che potrebbe essere un grande uomo
Con motivo de la muerte del maestro José Antonio Abreu, quien se desempeñó con habilidades y talentos no sólo en el campo musical sino en el ámbito político, lo que le permitió navegar en aguas turbulentas hasta crear y mantener el Sistema de Orquestas Juveniles, nos permitimos reproducir esta entrada publicada por nosotros en este blog el 29 / 11 / 2012. Abreu fue una figura controversial que le hizo ganar amigos y admiradores incondicionales, así como críticos acerbos de su obra, precisamente por el modo en que manejó esas dos instancias aparentemente separadas, como lo fueron el poder político y la música. Quizá un buen homenaje a su memoria sea revisar los casos semejantes que el pasado nos muestra, Entendiendo con Cervantes que madre de la verdad es la Historia. “ émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo del pasado, ejemplo y aviso del presente, advertencia de lo por venir.”
Recientemente un geólogo petrolero, politólogo y activista comunitario, publicó en su blog un artículo en el cual criticaba la actitud de "abyecta sumisión" de José Antonio Abreu ante el ex-Vicepresidente de la República y candidato a la Gobernación del Estado Miranda Elías Jaua al agradecerle públicamente el apoyo que le dió al Sistema de Orquestas Juveniles.
Sin entrar en el fondo del asunto me han venido a la memoria unos cuantos sucesos que muestran la particular relación que guardan los músicos con las figuras de poder a quienes podríamos llamar "los soberanos". Claro que todas las artes, mejor dicho, todos los artistas, tienen un particular vínculo con los gobernantes, sobre todo cuando éstos son sus empleadores, pero en este retazo sólo me ocuparé de los músicos por algunos elementos que se irán viendo a medida que echo el cuento.




Caso muy diferente es el de Beethoven. Abiertamente partidario de la Revolución Francesa, no respetaba privilegios ni era amigo de rendir pleitesías. Dedica su Sinfonia N° 3, Eroica a Bonaparte y le retira la dedicatoria cuando se entera de la coronación imperial de Napoleón...aunque sus "Cuadernos de conversación", que el musicólogo J, G. Prodhomme dio a conocer hacia la década de los 50 del siglo pasado, muestran otra realidad. Estos cuadernos, de los que se valía después de declararse su sordera, para entender y hacerse entender, haciendo que sus interlocutores (en este caso inter-escribidores) anotaran sus frases, opiniones o preguntas, y a quienes Beethoven respondía verbalmente, reflejan indirectamente las posibles palabras del compositor. En un artículo de Alejo Carpentier titulado El Beethoven de cada día y publicado originalmente en su columna "Letra y solfa" del diario El Nacional, el autor muestra fragmentos de estos "Cuadernos" que permiten acceder al pensamiento de Beethoven como si uno escuchara a alguien hablando por teléfono y dedujera lo que el otro está diciendo. Así, descubrimos que mucho después de la caída de Napoleón y su prisión en Santa Elena, no pone objeción alguna a lo expresado por su amigo Peters en el sentido de que el ex-emperador "...tenía el sentido del arte y aborrecía las tinieblas... Los hijos de la Revolución y el espíritu de su tiempo exigían un hombre así".

En el siglo XX se dan dos casos paradigmáticos de la sumisión de un compositor a un gobierno totalitario: Wilhem Furtwängler y Dimitri Shostakovich.

Wilhem Furtwängler fue declarado inocente. No obstante nunca pudo dirigir en los Estados Unidos. Aquí si lo pudo hacer. Tengo la grabación en vivo de la Sinfonía N° 1 de Brahms interpretada por la Orquesta Sinfónica Venezuela bajo su batuta, en un concierto realizado en Caracas en 1954 en un Festival de Música en la Concha Acústica de Bello Monte (en plena dictadura de Pérez Jiménez). El solo de violín al final del segundo movimiento es interpretado por Pedro Antonio Ríos Reyna.
El otro músico que se vio en problemas con el poder omnímodo del estado, en este caso un régimen comunista, fue el compositor Dmitri Shostakovich. Autor de obras sinfónicas de largo aliento y tenso dramatismo no exento de humor, recibió duras críticas, una de ellas publicada en Pravda, órgano oficioso del Partido Comunista. Como se sabe, al llegar Stalin al poder tras la muerte de Lenin, toda la vanguardia artística abandonó el país o se plegó a la línea oficial del Partido, llamada "Realismo Socialista", cuyos rasgos programáticos consistían en "describir la realidad en su desarrollo revolucionario, por lo que se espera que las obras estén en consonancia con la época", es decir, se conviertan en propaganda. El arte debe ser comprensible por el pueblo, pues está al servicio de la revolución. Paradójicamente un proyecto revolucionario se torna sumamente retrógrado en materia cultural: los grandes pintores como Chagall o Picasso, comunistas, fueron prohibidos un tiempo en la Unión Soviética.


La canción de los bosques de Shostakovich, sus restantes sinfonías, en especial la 7a (Leningrado), la música incidental de varios films (Hamlet y El Rey Lear, de Kozintsev), ballets y las suites para jazz han tenido un reconocimiento internacional más allá del momento político, pues nunca fueron obras panfletarias sino extraordinarias partituras, aunque en su Concierto para Orquesta, el compositor húngaro Béla Bartok hace una caricatura del motivo repetitivo u "ostinato" de la Sinfonía N° 7 que, a la manera del Bolero de Ravel, representa la invasión nazi a la Unión Soviética.
Los historiadores han encontrado en la obra de Shostakovich guiños al "lector" (en este caso el auditor), citas entre líneas, que semejan algo así como un eppur si muove de un nuevo Galileo obligado a retractarse.
¿Se puede sacar alguna conclusión de este sumario paseo por la historia de las vidas de algunos músicos? Quizás valga la pena destacar algo: en los gobiernos donde ha reinado la libertad (más o menos, entiéndase) la posición de los músicos, sean compositores o intérpretes, no se ha visto enfrentada a graves dilemas morales o éticos, salvo los que está cualquier ser humano por el sólo hecho de gozar de su libre albedrío. En la medida en que el gobernante tiende a ser despótico, el artista se va arrinconando ante el dilema de emigrar o plegarse. En el film de Istvan Szabó "Taking Sides" (Requiem por un imperio), el Dr. Fürtwängler (Stellan Skarsgörd), con los ojos llenos de lágrimas, termina confesando a su interrogador, el mayor Steve Arnold (Harvey Keitel):
-"Debí emigrar de Alemania en 1933"
Y en el mismo film, el coronel soviético Dymshitz (Oleg Tabakov), quien desea sonsacarle a Arnold a Furtwängler para llevárselo a la Unión Soviética, le argumenta:
- "En una dictadura el arte pertenece al Partido. Si quieres ser director, debes tener una orquesta. Y sólo puedes tener una orquesta si tienes contactos con el poder"
Parece algo bastante cínico. Pero, ¿es posible para un músico escaparse de este laberinto?
REFERENCIAS
Coronel, Gustavo. Que vaina con José Antonio Abreu. En:
LAS ARMAS DE CORONEL sábado 24 de noviembre de 2012http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2012/11/que-vaina-con-jose-antonio-abreu.html
La música y el Holocausto. Wilhem Furtwängler. http://holocaustmusic.ort.org/es/politics-and-propaganda/third-reich/reichskulturkammer/furtwngler-wilhelm/
Revueltas, José. Los días terrenales. Edición crítica. ALCA XX EDUSP. p. 390. En books.google.co.ve/books?isbn=8489666148
San Martín Urabayen, Luis Ma: Notas al programa. http://www.baluarte.com/espec.php?idi=cas&id=885
Wikipedia, la enciclopedia libre. Entradas referentes a Jean Baptiste Lully, Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig Van Beethoven, Wilhem Furtwängler, Dmitri Shostakovich, Sergéi Prokofiev y Aram Khachaturian.
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