Retazos de temas que me han interesado alguna vez, experiencias vividas, recuerdos, libros leídos, textos perdidos y rescatados, films que han dejado una impronta en mi memoria, pero también proyectos no realizados o postergados...







sábado, 23 de julio de 2011

LA REBELIÓN DE LOS NÁUFRAGOS

                                                                                            
The evil that men do lives after them:
The good is oft interred with their bones.

     (Shakespeare. Julius Caesar, act 3, scene II)

El mal que hacen los hombres perdura sobre su memoria
El bien frecuentemente queda sepultado con sus huesos.
(Shakespeare: Julio César, acto 3, escena II)








Existen obras que ejercen un efecto profundo e intenso en el lector, en el caso de los libros, o en el espectador de una obra musical, una obra de teatro o un film. Cada cierto tiempo  aparece una obra así y puede marcar una época en la sociedad o en la vida de aquél a quien llega a sus manos. La lectura de La rebelión de los náufragos (Editorial Alfa, Caracas 2010) de la periodista venezolana Mirtha Rivero, ha producido en mí un efecto de ese tipo. La cuantiosa documentación, de una extraordinaria variedad en torno a los hechos que determinaron la caída del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez ha logrado que todos mis presupuestos, prejuicios, aversiones y preferencias hayan sido revisados, reformulados y en cierto modo iluminados o colocados en una perspectiva nueva, de modo que pueda hablar de un nuevo paradigma personal, (no simplemente de un cambio de opinión) en la comprensión, no sólo de la defenestración de CAP, sino de todo lo que ocurrió después.
Los venezolanos que no militamos ni simpatizamos con el régimen actual, sino que padecemos a diario sus desafueros, amenazas y desaguisados, hemos escuchado (y repetido) hasta el cansancio la pregunta:  "¿Por qué?".  Incluso en clave teológica: "Por qué, Dios mío?".


"Por qué nos pasó esto?"¿Cómo fué posible que llegáramos a convertirnos, de ser una  nación promisoria, con una democracia estable,  en un país que ha retrocedido a modelos autoritarios y atrasados que se creían definitivamente sepultados en el pasado?  De ser un país con instituciones sólidas y creíbles ¿cómo hemos devenido en esta república de tercera o cuarta categoría que ve peligrar su futuro hasta extremos insospechables?
Puedo decir que en la lectura de La rebelión de los náufragos he encontrado muchas respuestas.  Dolorosas y duras respuestas que, a pesar de la tristeza y el dolor que generan  al mostrar nuestra irresponsabilidad y superficialidad como nación, me han producido la tranquilidad de conocer la verdad.

Arturo Uslar Pietri
La autora no es neutral:  muestra una franca simpatía por el ex-presidente Pérez y un deseo de rehabilitarlo.  Pero se vale de medios honestos y transparentes.  Sin ocultar su punto de vista, hace hablar a los testigos de ese momento  y permite que el lector saque sus propias conclusiones. Uno a uno van apareciendo economistas, banqueros, dirigentes sindicales, gente de las Fuerzas Armadas, personeros del gobierno de CAP II,  políticos de Acción Democrática,  Copei, MAS, causa R, independientes, la familia presidencial, el entorno íntimo de Pérez, intelectuales, escritores de televisión, empresarios, dueños de los medios de comunicación y hasta un Premio Nobel de Literatura en esta obra coral, densa y profunda.

Carlos Andrés Pérez


Mirtha Rivero nos cuenta la historia desde sus prolegómenos: los meses finales del gobierno de Jaime Lusinchi y la campaña electoral de 1988, que culminó con la victoria de Pérez, para luego, siempre valiéndose de testimonios y entrevistas, pasearnos por la toma de posesión del 2 de febrero de 1989 (la llamada "Coronación") en el Teatro Teresa Carreño, la implementación de las medidas económicas, el Caracazo o Sacudón del 27 de febrero de 1989, la suspensión de las garantías, el golpe del 4 de febrero, la reunión urgente del Congreso, el discurso de Caldera, la apostasía de Aristóbulo Istúriz, la conformación del grupo de Los Notables, el segundo golpe del 27 de noviembre...la telenovela Por estas calles, el distanciamiento del partido de gobierno, el Consejo Consultivo, la actitud de los medios de comunicación, las solicitudes y advertencias de políticos en solicitar la salida de CAP, los cambios en la Corte Suprema de Justicia, la denuncia del Fiscal, el antejuicio de mérito por la Corte Suprema de Justicia, la destitución del Presidente de la República por parte del Congreso, su enjuiciamiento, prisión y condena...

Ramón Escobar Salom

 En cuanto a las conclusiones sobre la lectura de La rebelión de los náufragos, debo confesar que no he metabolizado aún todo su contenido. Queda claro que para la autora se trató de una vasta conspiración de las élites económicas acostumbradas a no competir sino depender de los apoyos del estado, así como a la dirigencia del partido Acción Democrática que veía un peligro en CAP y su prepotencia: junto a ellos, los medios de comunicación social enzarzados en una guerra entre sectores y con el cambio de modelo económico y por supuesto, una multitudinaria protesta popular de la colectividad manejada por esos factores de opinión.  Todo llevó a un golpe de estado incruento, que socavó hasta los cimientos las bases del sistema democrático, que desde entonces hace esfuerzos denodados por recuperar vigencia.  De ahí la palabra defenestración (sacar por la ventana) que recuerda el golpe palaciego de Bonaparte el 18 brumario. Esas son, en resumen, las conclusiones de la autora.


He querido escribir acerca del libro con la intención de recomendarlo  a todos mis amigos y lectores  de este blog. A todos:  a los que se sienten inocentes de lo que ha ocurrido en Venezuela porque "no votaron por Chávez".  A los acérrimos detractores de la política y los políticos.  A quienes tuvieron esperanzas en que el proyecto hegemónico que nos domina pudiera haber traído bienestar a los desposeídos. En resumen: a quienes aman aún a Venezuela. Me gustaría recibir comentarios por este blog.  Pero sólo pondría una condición: que lean el libro.  Estoy seguro que no los defraudará.

Mirtha Rivero


13 comentarios:

  1. Quierido Franklin! Ya se que no cumplo con la premisa indispensable para hacer un comentario, pero es que leyendo tu blog me has hecho"el cerebro, agua" y ya estoy deseando leer el libro que recomiendas. Lo venderan en Espana? Quiero profundamente a Venezuela y me siento responsable de lo que alli sucede, independientemente de que haya estado o no durante todos estos anos...Esta lectura, como bien dices me tranquilizaria en el sentido de encontrar las respuestas a ese "porque nos pasó esto?", incluso en versión mistica!
    Recibe un fuerte abrazo, y cuenta con mi lectura doble: del libro y de tu blog!
    Beatriz Blanco

    P.S. El titulo, ya es todo un emblema para mi, pues es el simbolo de mi casa, mis abuelas costureras. Para mi tambien sintesis de lo que es nuestro pais, con su variada geografi y sus gentes tan disimiles: como una colcha de retazos! Besos

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  2. Mi comentario en dos partes:
    Estimado Franklin Padilla:
    Primero que nada, muchas gracias por la lectura tan detenida de mi trabajo, y sobre todo por su recomendación.
    Y sí, creo como usted, que en la lectura de nuestro pasado podemos quizá empezar a encontrar respuesta a ese ¿por qué, Dios mío? o ¿por qué a nosotros? o, yendo más allá: ¿qué hicimos para llegar hasta aquí?
    En su blog dice que "la autora no es neutra, muestra una franca simpatía por la figura del ex-presidente", y en parte tiene razón; es verdad: yo no creo en la objetividad, pero sí en la distancia y en la honestidad y la responsabilidad a la hora de hacer el trabajo (sea como periodista, mecánico, médico o conductor de taxi). Y en este texto, me cuidé mucho de mantener la distancia -y creo que es claro en la manera en que encaré a los distintos entrevistados-, me cuidé en no mostrar cuál era mi visión en torno a lo que había sucedido,aunque sí es obvio que al final, con la última frase del texto -epílogo 2-, se evidencia que no soy neutra. Pero esa frase surgió luego de haber descubierto lo que descubrí a lo largo de mi investigación. A medida que me iba adentrando en una historia que yo desconocía cuando me dispuse a estudiarla.
    En relación a mi "franca simpatía" por CAP y lo que usted llama "deseo por rehabilitarlo", tengo que decirle que mi deseo al abordar el tema de la caída de CAP fue saber qué había pasado, adentrarme en un proceso, entender cómo fue posible. No había ningún interés más que periodístico, porque ni siquiera cuando ejercí el diarismo tenía acceso a la fuente política. La caída de CAP me llamaba la atención por eso, porque fue la caída de un personaje que todos pensábamos que era un sabueso político, un tipo que "se las sabía todas", independientemente de los juicios de valor que sobre él o sus mandatos tuvieran unos y otros. Ahora, lo que sí puedo asegurarle es que luego de haber trabajado durante cuatro años el tema, la figura de CAP tomó para mí una connotación distinta, e independientemente de los errores inmensos que cometió en su segundo período -en el cual me centré-, y que desconciertan a todos los que pensábamos que era un veterano, un verdadero "zorro político" (errores que contribuyeron con su caída), independientemente de eso, le tomé un profundo respeto, por lo que intentó hacer en ese segundo gobierno (aún con los errores, repito) y por lo que hizo: respetar la forma y el fondo de la democracia en momentos en que nadie daba medio por ella.
    En relación a que "mi teoría" es la de la conspiración, quiero decirle que no. Yo creo que esa es una de las muchas lecturas que se puede hacer de La rebelión... Sí, creo que hubo gente que conspiró (algunos de los náufragos que creyeron que eliminando a Pérez se solucionaba la crisis),pero creo que hubo otra gente que no estaba en ninguna conspiración, simplemente -otros náufragos miopes o ciegos, más bien- no entendieron que al sacar a Pérez del medio como lo sacaron, naufragábamos todos. Se iba a pique la democracia.

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    1. Es un libro que aún está muy vigente, ayuda a entender lo que pasó entonces y todavía sigue pasando a consecuencia de todos los hechos que dieron marco a la salida de Carlos Andrés Perez, como el poder se envilece y es capaz de usar todas las argucias legales e ilegales para lograr su "salvación inmediata", aunque sin capacidad para ver un poco mas allá las consecuencias de esos pasos para todos incluso para ellos mismos. Como la prepotencia de un hombre que gana una segunda presidencia impide que pueda ver lo que su entorno mas cercano es capaz de hacerle, hay muchas lecciones que aprender, aún en situaciones diferentes las historias tienden a repetirse, sobre todo si no tenemos conciencia y no aprendemos la lección.

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    2. ¡Gracias, Maira, por tu atinado comentario! Parece que no aprendemos de la historia, aun reciente. Seguimos esperando salidas y soluciones rápidas, inmediatistas.

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  3. Parte dos de mi comentario:
    "Mi tesis", si se podría llamar así, yo prefiero decir: mi conclusión es que quien "tumbó" a Pérez fue toda la sociedad venezolana que se negó a aceptar un cambio de la envergadura que proponía Pérez. La sociedad no aceptó el reto de dar un salto al futuro (de nuevo, independientemente de las carencias o los errores cometidos en la implementación o instrumentación de ese cambio), la sociedad, por completo, reaccionó en contra de un programa que iba a su vez en contra de lo que ella siempre ha creído (que alguien le venga a solucionar las cosas), y reaccionó adversándolo a su manera y desde las diversas trincheras. Por eso, yo no adjudico por entero a la teoría de la conspiración la responsabilidad en la caída de un gobierno a ocho meses de terminar su período. Hubo quien conspiró, eso es evidente; hubo un plan; es más, hubo muchos planes que se entrecruzaron, pero por encima de todo, o por debajo, estamos nosotros,los venezolanos que pusimos nuestro grano de arena.
    Y pienso que ya es hora de que todos asumamos esa cuota. No es una cuestión de notables,intelectuales, militares, medios, partidos, pol´ticos oportunistas, empresarios, sindicatos. Todos arrimamos nuestra bola al mingo.
    De nueva cuenta, estimado Franklin: muchas gracias por acercase sin gríngolas a leer esta historia y por aceptar discutirla con otros. Creo que en la medida en que nos acerquemos a nuestro pasado reciente y lo discutamos, en esa misma medida podemos tal vez entender ¿por qué a nosotros? Y quizá, ahí empezaremos a dar unos pasos para salir de este túnel tan oscuro en que nos encontramos.
    Mis saludos,
    Mirtha Rivero.-

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  4. Muchísimas gracias, Mirtha, por participar.
    Sus comentarios son esclarecedores y enriquecen la comprensión, no sólo de su libro, sino del complejo fenómeno que nos tocó vivir y que tánto nos afecta. Estoy de acuerdo con lo que afirma de nuestra responsabilidad y me aclara mucho su posición. OPINIÖN PERSONAL: Ese comentario debía aparecer ¡en las nuevas ediciones!
    Un gran saludo

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  5. Mirtha: Después de haberle respondido su comentario, me he quedado con una insatisfacción conmigo mismo, no con usted, por supuesto: siento que no le he planteado algunos puntos que podrían ser polémicos por aquello de que soy el anfitrión en este blog y no debía polemizar con una invitada, sobre todo tratándose de la autora del libro que comenté. Pero luego me dí cuenta de que es todo lo contrario: usted se ha tomado la molestia de explicarle una serie de puntos de suma importancia,desde allá de Monterrey, a este bisoño bloguero que se aventuraba a opinar sobre un tema tan complicado. Lo menos que usted se merece es que yo sea tan franco como usted, y allá voy. En mi descargo, recuerde que dije en la entrada que aún no había metabolizado todo el contenido del libro y aún es así. Pero hay algo que sí se me quedó "embuchado" y se lo tengo que soltar: se llama Rafael Caldera. Aquí le confieso que "muestro una franca simpatía por el expresidente (Caldera) y un deseo (si ha lugar) de rehabilitarlo".
    No pretendo angelizar al Dr. Caldera y eximirlo de ambición cuando se paró en el Congreso y disparó su discurso, que por lo demás, me parece malísimo como pieza oratoria. ¿me creería si le digo que en su momento no lo ví por televisión y luego lo hice fragmentariamente? Fue en su libro, Mirtha, cuando lo leí completo.No dudo, pues, del sentido de oportunidad que como político exhibió Caldera. Pero no puedo aceptar que su motivación fuera meramente pragmática y oportunista. Recuerde el discurso que dió cuando el 27-F, hablando de las vitrinas del FMI rotas a piedras y palos por los pueblos hambrientos, o algo así. Quien conoció a Caldera sabe que ideológicamente, por su ideología socialcristiana, inspirada en el "Humanismo Integral" de Maritain, así como (a su manera) en la Doctriba Social de la Iglesia, siempre se opuso a las políticas que le olieran a economicismo. No lo veo tampoco entre los "náufragos": ya había sido Presidente de la República, y como usted señaló, en el juicio a CAP justificó el uso de la Partida Secreta para gastos de Seguridad. En fin, hay mucha tela para cortar, pero yo subrayaría el aspecto ideológico de su (o)posición. Mucho menos acepto lo que dice Agustín Blanco Muñoz, de un pacto secreto para que el innombrable, al llegar a Miraflores "...hablara bien de mi gobierno"
    Es una lástima que usted no pudiera haberlo entrevistado. De su entorno político sólo habló Petkoff, muy bien, en mi opinión. Pero eso fue del Caldera II, el gobernante. Justifico, no obstante, las palabras de Eduardo Fernández, quien fue el otro mártir de esta jornada. Para que usted vea: defiendo a Caldera, pero también a Fernández: ¡¡Qué contradicción!,¿verdad? Pero así es el corazón humano, en "conflicto consigo mismo", como dijo una vez Faulkner en Estocolmo.
    Bueno, Mirtha, por el momento basta. Ojalá lea estas líneas que sólo quieren hacer justicia a la pasión con que usted se ha tomado a Venezuela. Provoca seguir la discusión sobre el tema, a lo mejor vuelvo a tocarlo en otra entrada. No sé, no me atrevo a opinar sobre el tema económico. Mi ignorancia en esa disciplina no tiene lagunas.
    Un abrazo y espero seguir en contacto con usted, FP

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  6. Estimado Franklin:
    He leído tu opinión y estoy de acuerdo con la buena calidad e intención de la autora. No me importa el sesgo, porque es su derecho, e investigó en base a testimlonios ajenos, que en todo caso están más sesgados que la Sra. Rivero.
    Hay algo con lo que si estoy de acuerdo y es la opinión del Moleiro en la introducción: Fué un golpe de estado, apadrinado por la ya corrupta justicia venezolana, con toda la Corte Suprema y particularmente la Fiscalía, que pasaba factura a Perez por haber ofendido su vanidad.
    No comento sobre Caldera y su famoso discurso,, pero el contenido se resume en una sola pregunta: Que pasó en Venezuela que ante un golpe de Estado no se movió un solo venezolano?
    Agregó: No se puede pedir al pueblo que apoye la democracia con hambre.
    No es textual porque lo digo de memoria.
    Es una perversa fantasía poner a Caldera y a Uslar a concertarse para una conspiración, ya que es conocida su separación desde el trienio adeco, cuando Copei apoyó la democracia civilista de Betancourt.
    Lo que me llama la atención es que los declarantes aún no se den cuenta de cual fué el paradigma que cambió y sigan haciendo el mismo analisis de entonces.
    No son los errores de Perez los que cambiaron el Paradigma, el Caracazo fué por las mentiras de Lusinchi, que provocaron un shock cuando Perez las reveló y le pidió nuevos sacrificios para salvar al sistema financiero, no para salvarlos a ellos que estaban sintiendo el hambre.
    El problema entonces y ahora era que los tres cuartos de la población entonces y ahora son pobres y que mas de un tercio de la población se está muriendo de hwmbre.
    Lo que hay que demostrarle al país es que el autoritarísmo y los militares no fueron buenos, ni siquiera para la independencia, ya que la república civilista del Acta de la Independencia fué sustituida por el militarismo bolivariano que aún sufrimos.
    El problemq es que Gómez no ha muerto y ni Rómulo ni Caldera, que si se daban cuenta no lograron enterrarlo.
    Si no logramos enterrar a Gómez, seguiremos sufriendo a los Chávez, los Perez Jimenez y los Perez Rodriguez que se sienten dueños de la providencia y que tratan de implantar nuevos grupos económicos, nepóticos o no, característica comun de los cuatro.
    Saludos

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  7. El problema Caldera y el Problema Fernández.
    Ambos entendieron que se caía la Democracia civilista que quisieron generar Betancourt y Caldera, ya desde el trienio 45 – 48, pero las repuestas fueron diferentes.
    Había que apoyar a Pérez, pero haciendo un análisis de la realidad, abierto y sincero. El apoyo burocrático de Fernández fue un error que impidió esa discusión y cerró la posibilidad de que otras fuerzas políticas que se oponían a Pérez entraran en el juego. Como luego se ha sabido, se trató de un acuerdo Pérez Fernández que no incluía la opinión del gabinete y no creo que lo vieran con agrado y ni siquiera que lo aceptaran. Por otra parte, Fernández casi sacrifica a dos de los mejores tecnócratas de la Democracia Cristiana, que afortunadamente lograron sobrevivir.
    En cuanto a Caldera, yo recuerdo su discurso y más o menos tenía dos aseveraciones que mostraron que entendía el problema, pero que lamentablemente resultó estar ya demasiado anciano para resolverlos y fue enfrentado y llevado al fracaso por los mismos grupos de presión que fastidiaron a Pérez.
    1.- Ante un golpe de Estado no se movió ni un solo ciudadano y recordó el golpe de Castro León al comienzo del gobierno de Betancourt, cuando el “pueblo” estaba dispuesto a dejarse atropellar por los tanques para defender la democracia que entonces era una esperanza civilista.
    2.- Como se puede pedir que tenga confianza en la democracia un pueblo que se está muriendo de hambre y que recuerda que los gobiernos militares fueron aparentemente más prósperos.
    Quedó identificada la lucha que sostenemos desde la Independencia, el civilismo de Roscio y Sanz, en el Acta de La Independecia contra el militarismo de Bolívar, quien no es firmante del Acta, pero si es autor del “Decreto de Guerra a Muerte”, de un Miranda que conocía los bienes y los males de la Ilustración, y que si es firmante del acta, contra la delación de Bolívar que lo llevó a la Carraca.
    También se dio cuenta de que Gómez no había sido enterrado y que mientras su “alma penara” corríamos el riesgo de los Pérez Jimenez, de los Pérez Rodríguez y de los Chavez Frías.
    Como verás, ambos identificaron el problema, pero reaccionaron de manera distinta, Fernández con un contubernio y Caldera con una denuncia, ambos fueron consecuentes con la historia de su vida.
    Por lo que respecta a la conspiración Uslar – Caldera, me parece un exabrupto, ya que ambos no se miraban muy bien desde el trienio 45 – 48 cuando Copei apoyó el intento civilista muy mal administrado por Betancourt. Por otra parte, aunque había amigos de Caldera en el grupo de “los notables” este no era santo de su devoción como grupo institucional.
    En cuanto a la caída de Pérez, estoy de acuerdo con Moleiro, quien en la introducción lo denuncia como un golpe de estado, iniciado por el Fiscal, quien cobraba agravios y por un ya corrupto Tribunal Supremo, que desde hace mucho tiempo se inclina ante el Poder. Por cierto que el rodeo del apoyo constitucional se parece bastante al famoso “vacío de poder” de Carmona Estanga. No lo pienso ahora, lo pensé entonces y se lo enrostré a uno de los “protagonistas” de los acontecimientos en el Congreso.
    Lo que si ocurre en el libro es que la mayoría de los que dan testimonio, hacen el análisis con los mismos parámetros de ese momento e incluso usan las mismas “recitaciones”, lo que indica que no han identificado aún la desilusión de los que se mueren de hambre y el oportunismo de las élites con sus medios de comunicación “libres e independientes” por las “debilidades de la democracia” y nadie de entre ellos es capaz de decir que no es democracia el contubernio ni tienen derecho preferencial los poderosos. Chávez si lo dijo y se lo creyeron.

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  8. SEGUNDA PARTE DE MI COMENTARIO:
    Es probable que el horror de este gobierno acabe, más por fuerza de la providencia que por la de la política, pero seguiremos en el ciclo de Militares y Civiles, hasta tanto no entendamos que las medidas restrictivas de los organismos internacionales lo que intentan salvar son los sistemas financieros y no el equilibrio social de un país. Es increíble que sea Obama quien dice que antes de restringir los programas sociales, lo justo es que las grandes corporaciones paguen más impuestos. Por cierto que fue parcialmente derrotado en esta batalla.
    La derrota del militarismo pasa por denunciar la farsa permanente de los uniformados y por reconocer que nuestro problema son los pobres, no el sistema bancario nacional ni la preeminencia de los “medios de comunicación libres”. Estoy de acuerdo en que no se le pongan cortapisas a la libre actividad empresarial, pero que asuman sus riesgos cumplan con las leyes, y no soliciten privilegios. Es con la fuerza de la ley con lo que se modera la explotación y no con la fuerza militar que es tradicionalmente más corrupta que la fuerza civil, y además controlan las armas. El problema está en que el Estado asuma sus responsabilidades y la fuerza económica las suyas, están definidas con claridad en cualquier doctrina y no hay porqué discutirlas tanto. Hay una referencia a San Franciso de Sales, quién decía que el deber de los ricos era producir dinero para ayudar a los pobres, el bien lo sabía porque era de una familia privilegiada.
    La inmoralidad de la Libre Economía se ha demostrado haciéndola impracticable en los países desarrollados y el progreso chino está soportado sobre la esclavitud de su pueblo.
    Yo no puedo admirar a Pérez, aunque me parece un error garrafal su derrocamiento, dando testimonio de lo poco que importaba la Constitución que ahora defendemos a sangre y fuego, pero los argumentos desarrollistas y economicistas de su muy oportunista gabinete, me parece que siguen siendo parte de las ilusiones de unas élites que no van más allá de sus beneficios.
    La explotación de la insatisfacción social de la que hizo gala la izquierda, que se expresó en la irresponsable denuncia de “Por estas calles” que resultó un buen negocio para su autor y para sus promotores, acorraló las salidas, tanto como la inmoralidad de los factores de poder, por eso pienso que los medios ahora debe cargar con sus culpas y ser más o menos afectados por el monstruo que ayudaron a crear ya que aún no son capaces de comprender lo que hicieron.
    La última consideración que quisiera hacer es sobre el problema de las fuerzas armadas en una sociedad libre, democrática y justa. Te doy dos ejemplos, el de Costa Rica que estaba siendo acosada por Nicaragua. Fue suficiente la sanción moral para impedir las acciones que pretendía el Sr. Ortega. El de Libia, donde la oposición hizo avances, hasta que la intervención de la OTAN convirtió el problema en una masacre mutua.
    La última pregunta concierne al tipo de desarrollo que queremos, ¿Será el de España?, donde protegen a los toros y masacran a los no nacidos promoviendo el aborto.
    Soy partidario de la reconciliación, pero esta requiere no solo de la denuncia sino del reconocimiento de las culpas, por tanto de pedir y conceder perdón, pero esto es imposible si no hay un desvelamiento de la verdad.
    Saludos.
    Nelson Hamana.

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  9. Recomiendo spot sobre el libro de Mirtha Rivero en el blog http://indocacri.blogspot.com/2012/01/y-como-pa-que-era.html

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  10. Ahora estoy leyendo el segundo libro de Mirtha Rivero, "Historia menuda de un país que ya no existe". Cabalga entre la literatura y el periodismo. Hasta donde he llegado luce interesante, como más íntimo. Además la autora intercala fragmentos autobiográficos.

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  11. Confieso que había leído superficialmente el estupendo libro "LA REBELIÓN DE LOS NÁUFRAGOS" hace unos meses atrás, pero recientemente me dediqué a leerlo con detalle y minuciosidad, para comprender, que más que un estudio de investigación periodística, es un excelente Ensayo de Historia Política, que debería ser texto obligado en las cátedras de historia de nuestras universidades. MIRTHA RIVERO, realiza un enjundioso trabajo de historiografía política, para retratarnos la torpeza, la vileza y la ignorancia, de una clase política, que conspiró abiertamente contra las instituciones democráticas, y contra un gobierno, que más allá a los grandes errores, a los desatinos y desafueros cometidos, podía haber resguardado el umbral verdadero de la democracia; y nos hubiese evitado sufrir en carne propia, la hora menguada que actualmente padecemos; pero como lo asienta lapidariamente EL ECLESSIASTES, "Todo lo que va a ocurrir debajo del sol, tiene su hora, y cada cosa su tiempo"; aún para aquellos que nos resistimos a lo inexorable de los acontecimientos. Como de dice coloquialmente, "Pérez nunca fue santo de mi devoción"; pero parafraseándolo, yo hubiese preferido otra muerte para él; en fin, como dice SARAMAGO, "La historia fue vida real, aún en la época en que no se la podía llamar historia" OMAR ALBERTO CORREDOR V.

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